domingo, 29 de julio de 2018

LA RUSIA DE PUTIN


EL DISCÍPULO
[(M)uchenik]
2016. Dir. Kirill Serebrennikov



         Veniamin (Pyotr Skvorsov) es un estudiante de secundaria que cierto día comienza a rebelarse contra el orden establecido. A pesar de no ser un alumno brillante, empieza a citar frases de la Biblia y a negarse a participar en actividades porque van contra la moral y las ordenanzas de Cristo. Empieza por no tomar las clases de natación ya que no está de acuerdo con las mujeres que vistan bikinis en la alberca. Luego, se desnuda ante la clase de biología cuando la maestra Elena (Viktoria Isakova) reparte condones invitando a sus alumnos a cuidarse indicando que la única manera es siendo célibe. La maestra, siempre indiferente y contraria a las acciones de Venia, se convierte, entonces, en su enemiga. Ante el asombro de ella, va notando que el cuerpo académico y administrativo defiende al joven y toma partido por sus acusaciones: el colmo ocurre cuando, vestido como gorila, se rebela contra la teoría darwiniana ya que la Biblia enseña el creacionismo.

La rebeldía ante los compañeros y la maestra Elena

         La cinta, basada en una obra alemana de Marius von Mayenburg que fue adaptada por el mismo autor y el propio director, viene a ser una alegoría del régimen actual del represivo Putin. Imagen de espejo ante la insensatez y el fanatismo que ha provocado un retroceso en la sociedad libre posterior a la Perestroika y al Glasnost. La actitud conservadora de Veniamin, quien aparte de fanático se le representa como un jovencito que forma parte de la nueva generación. Su discurso contra las aperturas de pensamiento se centra en la doctrina cristiana más cerrada y oscurantista, además que su ataque contra la maestra que no cree en su posición, es obscenamente antisemítica. Una gran curiosidad es que durante la cinta, cada frase bíblica, aparece escrita sobre la pantalla: una manera de subrayar lo que ahora resulta anticuado y sin sentido.

El estudiante fanático, hasta corrupto

         Veniamin piensa que es la encarnación contemporánea de Cristo. Si se siguen al pie de la letra los conceptos de fe y espiritualidad, podrá haber salvación y redención. En algún momento, le indica a uno de sus seguidores, el frágil y débil Grigoriy (Aleksandr Gorchilin) quien tiene una pierna más corta que la otra por un problema congénito, que será capaz de hacerle crecer el miembro deforme. Grigoriy confunde el acto soberbio de Venia con el interés sexual y eso produce un malentendido que traerá consecuencias funestas. 

Veniamin con su fiel Grigoriy

         El realizador Serebrennikov ha estado en arresto domiciliario desde hace años. No pudo ir a presentar su más reciente película (Leto) en Cannes. Se le acusa de un fraude cuando fue director de un importante teatro en Moscú, acción todavía sin pruebas, pero que vino a ser un castigo por presentar obras y ballets que van contra los mandatos y prohibiciones del régimen ruso: homosexualidad, libertad de cátedra y libertad de expresión. No es difícil identificar estos hechos con las actitudes del falso profeta Veniamin pero tampoco, y esto es lo más delicado, la actitud social ante sus hechos: es preferible callar que tomar decisiones contra el amenazante fanático. Triste realidad para una sociedad que alcanzó un gran desarrollo al dejar atrás el comunismo: ahora la amenaza es peor.

El realizador Serebrennikov