CRUELLA
2021. Dir. Craig Gillespie.
Se
necesita una villana peor para transformar a otra villana en un ser con menos
imperfecciones y maldades. Cruella era una nueva alternativa para
explotar a personajes que pertenecen como propiedad intelectual a los Estudios
Disney, desesperados por crear su propio universo particular, gracias a los
prestigios obtenidos desde el pasado. Sin embargo, a la película le sucede lo
mismo que en Sherlock Holmes (Ritchie, 2009) o Van Helsing (Sommers,
2004) donde se utilizaba el nombre de un personaje popular, por llamar la
atención de un público, ya que las tramas presentadas podrían haber sido ejecutadas
por cualquier John o Bill o Paul. En este caso, Disney tuvo la “necesidad” de
mostrar los antecedentes de la malvada Cruella De Vil, maravillosa como dibujo
animado en La noche de las narices frías (Geronimi, Luske, Reithermann,
1961) o muy sofisticada como Glenn Close en su versión con personajes vivos
101 dálmatas (Herek, 1996) y secuela 102 dálmatas (Lima, 2000). Ante
la inmensa necesidad de consumo de entretenimiento, ya no importa cambiar
tramas, dulcificar monstruos o mezclar situaciones ya vistas y disfrutadas
desde siempre.
Stella
(Tipper Seifert-Cleveland) tiene doce años y su madre la saca de la escuela
porque su comportamiento es rebelde y su actitud es estar a la defensiva. Tiene
la particularidad de que su cabello es mitad negro y mitad blanco. Su madre la
llevará a Londres para iniciar una nueva vida, pero en el camino hará una
parada en el inmenso castillo de una baronesa (Emma Thompson), quien es también
prestigiosa diseñadora de modas. Stella será testigo de la muerte de su madre
cuando unos perros dálmatas la empujan hacia su muerte en un precipicio. Logra
escapar y llegar a Londres donde conoce a Jasper y Horace, dos ladronzuelos que
se convertirán en su familia. Con el paso de los años, Stella (ahora Emma
Stone) podrá entrar a la casa de modas de la baronesa donde subirá de afanadora
a diseñadora. Así, se enterará de la verdad detrás de la muerte de su madre.
Enojada, se tornará en Cruella, rival y enemiga de la baronesa.
A lo
largo de la película, el personaje de Cruella se va comportando de manera
contraria a lo que conoce todo espectador de las cintas animadas, o en vivo, de
los dálmatas. Las culpas serán transferidas a la baronesa haciendo que los
perros queden como mascotas, eso sí, inteligentes y fieles, en el caso de un
perro que Stella adopta y otro que era cómplice y colaborador de Horace. Más
adelante, los perros utilizados para la muerte de la madre de Stella quedarán
al lado de Cruella y, de sus crías, saldrán Pongo y Perdita, personajes caninos
de la novela original en que se basa esta mescolanza de contradicciones y
florituras. Hasta se introduce un antecedente de Blanca Nieves. Tanta
explicación y establecimiento de antecedentes produce una película de acción,
venganza, lugares comunes, y vuelve al personaje en ser dulce y simpático. La
delicia de ver a Emma Stone no es suficiente para que se justifique una cinta
que termina siendo soporífica y de la cual no vale la pena seguir repitiendo sus defectos, como la misma película...