martes, 6 de abril de 2010

TITA MERELLO Y SILVIA PINAL






Acabo de ver "Arrabalera" (Tulio Demicheli, 1950), película argentina basada en la obra teatral "Un tal Servando Gómez" de Samuel Eichelbaum que se había estrenado en 1942 con mucho éxito (de hecho, el texto se sigue imprimiendo y ha tenido puestas en escena aún en este siglo XXI).

La acción inicia en 1930 y se narra cómo la burócrata Felisa (Tita Merello) se debate entre el amor de dos hombres: el carrero (repartidor de mercancía en carreta tirada por caballos) Servando (Santiago Gómez Cou) y el jugador Domingo (Raúl del Valle). Una noche de carnaval, Felisa gana un concurso como cantante, celebra con sus dos amigos y bebe hasta emborracharse. Mientras la acompañan, alcoholizada, hacia su casa, Servando se detiene para ayudar a una anciana que ha sido lanzada de su habitación. Domingo aprovecha que pasa por un hotel para entrar con Felisa. Pasa el tiempo: Felisa canta en un bar de mala muerte mientras Domingo juega y se embriaga; parte a su casa a la cual luego llega Domingo para exigirle dinero. Ella le suplica que no lo tome porque será para el próximo nacimiento de su hijo. Domingo la golpea y le dice que no le importa. Felisa parte a buscar ayuda con su hermana, pero el marido de ésta se la niega. Luego llega a la casa de Servando quien la acoge con ternura. El hombre va a buscar a Domingo quien le dice que se la puede quedar ("con todo y premio"). Servando se casa con Felisa luego que ha nacido el niño al cual le han puesto el nombre de Domingo. Pasan casi veinte años. Domingo regresa luego de haber pasado ese tiempo en prisión por un asesinato. Exige a Felisa que se marche con él y confronta a su hijo, el ahora joven Minguito (Tito Alonso) quien primero duda de Servando y de Felisa, para luego entrar en razón. Finalmente, antes de que haya un enfrentamiento donde se ponen en juego las vidas de los personajes, todo se arregla.

El tucumano Tulio Demicheli (1914 - 1992) debutó con esta cinta como director, luego de haber trabajado como argumentista, guionista y asistente de otros realizadores como Carlos Borcosque y Luis César Amadori desde 1945. Tras varias dificultades, luego de otras cinco películas (una más con Tita Merello) emigró a México donde pudo filmar inicialmente dos coproducciones con Cuba que fueron muy exitosas ("Más fuerte que el amor", "Un extraño en la escalera" ). Fue precisamente esta última la que convirtió a Silvia Pinal en gran estrella del cine mexicano y la que inició un conjunto de colaboraciones importantes entre Demicheli y la actriz, llegando a diez títulos en un período de cinco años, por lo que Demicheli continuaría filmando en nuestro país.

Entre esas colaboraciones está "Dios no lo quiera" (Tulio Demicheli, 1956) donde el realizador volvió a adaptar el mismo texto de Eichelbaum, trasladándolo ahora a México. Silvia Pinal (usualmente rubia, ahora aparece con el cabello negro) es Felisa, mesera de una fonda, y tiene a sus dos enamorados que son matanceros en el rastro: Domingo (Raúl Ramírez) y Chema (Jorge Martínez de Hoyos, con otro nombre de personaje quizás porque Servando se escuchaba menos común entre los nacionales). En la boda de la hermana de Felisa es cuando ocurre el emborrachamiento y la misma seducción. Ahora, Chema le exige a Domingo que cumpla como hombre y lo obliga a casarse con Felisa. El hombre accede pero deja su trabajo y pone a Felisa a cantar en un cabaret donde la explota. Cuando la mujer se embaraza, Domingo es acusado de un crimen y debe escapar, pero es apresado. Chema la protege hasta que nace su hijo. Ambos ponen una carnicería que atienden por muchos años. Minguito (Raúl Farell) ha crecido y se ha graduado como veterinario. Vuelve Domingo quien repite las mismas acciones que en la cinta anterior, pero ahora se arrepiente, le concede el divorcio a Felisa quien así podrá ser la esposa legítima de Chema.

Podemos notar que una diferencia fundamental estriba en la cuestión moral: Domingo tenía que casarse con la honrada Felisa por abusar de ella. No era posible dejarla a la deriva en este asunto porque el cine mexicano solamente podía enviarla, en su caso, por el camino de la prostitución al ser una madre soltera y haber entregado su virginidad (aún con el pretexto de la inconciencia alcohólica). En el caso de la versión argentina, Servando aceptaba, por amor, casarse con ella para hacerla su mujer a pesar del error cometido. En la cinta argentina conocemos brevemente las malas intenciones de Domingo quien se involucrará con un personaje político pero luego sabremos que se ha tornado criminal. Ahora es el mejor motivo para dejar a Felisa libre de su influencia aunque, por la misma honestidad de Chema, jamás será capaz de tocarla mientras sea la mujer de otro. La versión argentina los desposaba y podemos imaginar su armonía conyugal.

En cuanto a las actrices: Tita Merello tenía una personalidad dura, además de contar con 46 años al filmar "Arrabalera" (que se notan) y desconcierta un poco su actitud sumisa al ser golpeada por Domingo cuando había mostrado temple y decisión previamente. De hecho, con el paso de los años, no se notan cambios significativos en maquillaje y presencia.

Silvia Pinal, por su parte, apenas contaba con 25 años al interpretar su papel. Su interpretación de la canción que le da título a la película da lugar a una de las secuencias más bellas y eróticas del cine mexicano: su perfil del cuerpo recostado sobre una columna, las sombras que aumentan y mejoran su espléndida figura que permiten imaginar su desnudez y, sobre todo, que su voz fuera doblada por alguien con buena voz (Silvia nunca se distinguió por tener un bello tono de voz). Su envejecimiento físico se siente falso, pero no resulta defecto finalmente, gracias a la buena solvencia como actriz de la Pinal.

Fue una situación común, por esos años dorados del cine latinoamericano, que se hicieran versiones mexicanas de argumentos procedentes de Argentina (y en otros casos, del cine español, claro). Veremos, en el futuro, con otras entradas, ejemplos semejantes. En este caso de "Arrabalera" cada versión tiene sus cualidades y defectos, pero lo más importante es que fue un caso excepcional al ser adaptada y dirigida en ambas versiones por la misma persona. Por otro lado, Demicheli fue un realizador honesto y efectivo, a quien debemos varias cintas entrañables y clásicas de nuestra historia.