Sobre todo cine, efemérides y mucho más: inquietudes que deseo compartir... luego, el infinito.
jueves, 10 de marzo de 2011
LA PRESENCIA INQUIETANTE
ESPÍRITUS
(My Soul to Take)
2010. Dir. Wes Craven.
Un asesino en serie (el extraordinario cantante de Broadway Raúl Esparza)
muere la noche en que nacen siete bebés, incluido el que esperaba su esposa asesinada por su propia mano. Al ser trasladado al hospital, la ambulancia que lo trasladaba choca y se incendia. Su cuerpo desaparece en un río. Pasan dieciséis años y los bebés ahora son adolescentes con personalidades diversas. Luego de la celebración oficial de su aniversario, inician los asesinatos. La leyenda urbana cuenta que el “destripador de Riverton” volverá para cobrar venganza en todos los bebés ya que el alma del asesino se alojó en uno de ellos.
De esta manera, el maestro Craven vuelve a leernos su trama acerca de un ser que habita las pesadillas de jóvenes; cruza de la realidad hacia lo sobrenatural; permite una atmósfera de suspenso y crimen que se pudieron disfrutar en su ciclo de “gritos” que tendrá todavía otra entrega este año. Hay imágenes alucinantes como el muñeco que representa al destripador; el reflejo en un espejo donde aparece la primera víctima flotando, alertando, o la compañera que era fanática religiosa y trae consigo el arma de la muerte (una navaja gruesa con la palabra “venganza” grabada en el mango). La magistral secuencia de la “demostración científica” en el salón de clases es delirante por la manera en que las víctimas usuales agreden al victimario, sabiendo que habrá respuesta.
Se ha hablado de “debilidad” y de que es una cinta “floja” de uno de los maestros más originales en la historia del cine norteamericano. Debe verse como una obra de transición: un alto en el camino para retomar fuerza y alimentarse de la energía juvenil antes de volver a otro de sus fetiches memorables (el asesino con la extraña máscara de “Scream”). No en balde tiene a la religión, el color de la piel, la lujuria, la esquizofrenia, como elementos que retratan a una juventud singular en la cinta pero icónica para un grupo de espectadores. Craven es un genio, le pese a quien le pese…