martes, 8 de marzo de 2011

EL ESTIGMA QUE DUELE



AÑO BISIESTO
2010. Dir. Michael Rowe.




Laura (Mónica del Carmen) es una reportera independiente que colabora en revistas financieras. Es originaria de Oaxaca y vive sola, desde hace años, en un departamento pequeño del Distrito Federal. Algunas noches sale a divertirse y regresa con algún hombre para tener sexo casual y anónimo. Cierto día conoce a Arturo (Gustavo Sánchez Parra, actor magnético y versátil) con el cual inicia una relación sadomasoquista. Todo ocurre en el mes de febrero de un año bisiesto donde el día 29 es clave para Laura.

No tengo posibilidad de contarles detalles de esta cinta minimalista, nunca aburrida, siempre con ritmo interior eficiente, sin revelarles situaciones que ofrecen misterio y permiten la espera del espectador. Se muestra la vida solitaria de Laura quien espía a una pareja vecina por la ventana para masturbarse; gusta de observar a una pareja de ancianos que se sienta en su pequeñito jardín para descansar; lee, escribe en computadora, habla por teléfono con su madre y luego recibe a su hermano menor quien es estudiante universitario.

Aparte está la sexualidad: Laura tiene encuentros casuales con la intención de… ¿encontrar el amor? En realidad son jóvenes que llegan a lo que van, terminan y se van. Laura se ha acostumbrado a ello y cuando entra en su vida Arturo que en la primera relación le golpea las nalgas para luego ir subiendo de tono hasta llegar a extremos que revelan la verdadera naturaleza de la mujer, su intención real, el motivo de esa entrega tan pasiva que quizás permitirá lo que anda buscando.

La cualidad principal de un guión bien construido es evitar uno de los graves problemas del cine y teatro mexicanos donde todo se cuenta y se reitera y se verbaliza. Aquí todo se dice sin decirlo; está la mirada, la pregunta no contestada, la caricia, la seducción mientras se complace manualmente al posible solucionador de problemas, el calendario donde se van anulando los días que pasan. Es una cinta corta que dura menos de la hora y media, pero que comunica mucho acerca de la soledad pero más que nada del dolor interior, del estigma con el cual se carga por muchos años y que solamente tiene una salida. Michael Rowe, un realizador australiano, avecindado en México desde hace muchos años, ganó el premio Cámara de Oro en Cannes (otro de los pocos premios en los cuales puede creerse todavía) y se perfila como uno más entre los poquísimos y talentosos realizadores del cine mexicano contemporáneo.

Mónica del Carmen es una mujer fea, de aspecto común y corriente, aunque con la suficiencia adecuada para desempeñar un rol como éste; sus conquistas se le equiparan en la falta de atractivos, pero se comprende que así sea. Sánchez Parra sorprende con cada papel que interpreta. Se nota que tiene el tipo para que los realizadores le ofrezcan personajes que se salen de lo que se consideraría normal.