sábado, 8 de febrero de 2014

LUCHAR CONTRA LA MUERTE


EL CLUB DE LOS DESAHUCIADOS
(Dallas Buyers Club)
2013. Dir. Jean-Marc Vallée.

 

        Ron Woodroof (Matthew McConaughey) era electricista en una compañía petrolera en Dallas. Cierto día va a dar al hospital y le informan que tiene el VIH que ya dio lugar al SIDA: le quedan 30 días de vida. El hombre, promiscuo y homofóbico, no lo acepta, se violenta y sale del lugar. Paulatinamente comienza a tomar conciencia y busca información. Viaja a Tijuana donde consigue medicina alternativa por parte de un médico sin licencia. Inicia lo que llama un club donde reúne a los enfermos de sida para darles el medicamento a cambio de una “membresía”. Para ello, recluta a un travesti, Rayón (Jared Leto) al que había conocido en el hospital, para que le ayude a encontrar clientes. Paulatinamente su actitud cambia: se da cuenta que ha podido sobrevivir, lucha contra la industria farmacéutica que proporciona un medicamento que acelera en vez de retrasar la muerte, su sentimiento hacia Rayón que era de rechazo se torna en amistad agradecida. De esto se ocupa la película.

 


        La cinta nos habla de los tiempos iniciales del SIDA. En 1985 Rock Hudson se confiesa homosexual y muere permitiendo otra conciencia de la enfermedad entre la población que fue desde el escarnio hasta la atención. Empieza la discriminación contra los infectados por temor (se piensa que se transmite por contacto) u homofobia (se cree que solamente la contraen los “maricones”). La búsqueda de un remedio es nulo y surge la pandemia. Los mismos gobernantes y religiosos conservadores justifican al SIDA como la maldición de Dios contra los pervertidos. Luego se sabe que también se infecta por los usuarios de drogas intravenosas y claro que el contacto sexual hace que las mujeres sean víctimas y los embarazos de ellas produzcan bebés contaminados.

 


        Todo esto lo sufre Ron: al decirle, sin pensarlo, a un compañero de trabajo que le diagnosticaron SIDA cuando es imposible porque él no es “maricón”, cunde el chisme y los compañeros de trabajo, supuestos amigos, lo rechazan. Él recuerda haber tenido relaciones sexuales sin protección con una mujer drogadicta. Al conocer a Rayón en el hospital, su reacción inicial es también de desprecio. Su instinto de supervivencia lo lleva a la búsqueda de un remedio y su necesidad de seguir vivo lo obliga a lucrar con los medicamentos alternativos o aquellas sustancias que se producen en otros países pero no se aprueban en Estados Unidos.

 


        El personaje de Ron viene a simbolizar un conjunto de ética y autoconciencia. Primero soborna al enfermero de un hospital para que le dé la droga AZT que se está probando entre voluntarios para su posterior aprobación. Descubre que en vez de ayudarle le hace retroceder. A partir de ese momento busca otras soluciones: no quiere morir, pero tiene que vivir de algo. Del lucro pasa al convencimiento de la lucha contra las injusticias legales. Estamos en las antípodas de "Filadelfia" (Demme, 1993) que se centraba en el punto del rechazo y la legalidad, donde los personajes eran acartonados (y nunca se percibía la intimidad homosexual) que se mostraban como elemento de curiosidad y risible compasión: Veinte años después surge la gran cinta del SIDA. 

 
 


        Son notables las actuaciones de los dos actores. McConaughey bajó de peso y es irritante para el espectador verlo tan delgado por lo que se comprende con mayor razón lo que ha de significar el martirio de contraer esa enfermedad. Jared Leto aparece vestido como mujer en toda la cinta menos en una secuencia que viene a subrayar la historia común para todo personaje que ha nacido diferente: como tiene rasgos físicos muy finos, resulta ser una mujer muy bella y delgada.

 


        El director canadiense Vallée nos había deslumbrado con “C.R.A.Z.Y, Una familia disfuncional” donde hablaba del hermano distinto en una familia con puros hermanos y padre machista o “La reina joven” que trataba a la reina Victoria en sus primeros años de gobierno y de amor marital. En este caso vuelve a mostrar personajes que se encuentran en situaciones que les son adversas (los titubeos políticos de Victoria en una edad donde debería estar disfrutando su juventud; el desconcertado Zac ante sus sentimientos homosexuales entre hermanos masculinos y “normales” y un padre que no lo comprende). Para Ron, su estatus era el rodeo, los excesos sexuales acompañados de bebida y cocaína, hasta que llegara el momento de conseguirse una mujer y hacer un hijo. Todo termina de otra manera.