GLORIA
2014. Dir.
Christian Keller.
Hay un dicho popular que indica quien
nace pa' tamal, del cielo le caen las hojas. De manera más vulgar se podría
traducir como para pendejo no se estudia. Luego de ver “Gloria”, la supuesta
historia verdadera detrás de Gloria Trevi y Sergio Andrade (porque estamos
viendo su versión que ella le contó a la guionista Sabina Berman), no queda más
que pensar que eso le sucedió y fue el desatino de la popular estrella. Si algo
queda de positivo es la afirmación de cómo un público masivo es manipulado con
ídolos de barro. También se subrayan los precios que deben pagar las jovencitas para "alcanzar la fama". Aunque se siga diciendo que la Trevi es tan popular y exitosa
como en los años ochenta, sabemos que es mero reflejo de un pasado oscuro e
interrumpido. Los regodeos con la realidad en una obvia Paty Chapoy nunca
mencionada con todo su nombre y apellido o un “Tigre” que dicta los gustos de
los borregos vuelve a recordarnos los juegos mentales de “La dictadura perfecta”.
La mayor cualidad de esta película es también su peor defecto: el actor Marco
Pérez es tan repulsivo físicamente (y tan monótono), y lo transmite tan bien al personaje que
interpreta, por lo que tenemos una poderosa dualidad entre ficción y realidad.
Una película muy desagradable, en todos los sentidos, que sigue perpetuando el
valor maternal del cine mexicano: sólo entonces, por su hijita muerta, la Trevi
logra despojarse de su explotador. La actriz que da vida a la Trevi en pantalla
nos conmovió como jovencita en “El brassiere de Emma”: ahora es toda una
decepción. No vale la pena extenderse en más detalles porque no merece seguir el juego. Si eso fue lo que vivió, pues qué terrible y bien que se lo mereció.