domingo, 11 de octubre de 2015

MICROUNIVERSO CON PERVERSIÓN


LA TRIBU
(Plemya)
2014. Dir. Miroslav Slaboshpitsky.

Nota: esta película se exhibirá el próximo sábado 17 y domingo 18 de octubre en nuestra Cineteca Nuevo León dentro del ciclo del Foro de la Cineteca. No pierdan la oportunidad para conocerla. Se agradece a Alejandro Gómez, coordinador de programación.
 


         El adolescente Sergey llega a una escuela-internado para sordomudos. Ahí se encontrará con un universo semejante al mundo común, aquel que disfruta de todos los sentidos. Hay una mafia que controla a los demás estudiantes, coludida con un maestro de carpintería, por lo que venden ciertos productos en los trenes, asaltan a personas por las calles, propician la prostitución de dos jovencitas (Anya y Svetka) entre los traileros. Sergey se enamora de Anya a la cual primero paga por sus servicios sexuales y luego ella toma otra actitud. La relación llevará a resultados sorpresivos.

 Hay una mafia entre los sordomudos del internado

         La cinta no tiene subtítulos. No hay un solo diálogo, solamente los sonidos incidentales y de ambiente. Nos enteramos de los nombres de los protagonistas por los créditos al final de la película. Y lo más extraordinario, es que el realizador ucraniano Slaboshpitsky la filmó con jóvenes sordomudos, con los cuales debía comunicarse gracias a un traductor del lenguaje de señas para darles indicaciones, pero que resultan naturales, dando muestra de histrionismo, audacia, entrega a la trama.

 

Sergey primero busca a Anya pagándole
sus servicios sexuales...Jóvenes
con cuerpos estéticos...
 
         La película nos lleva hacia un submundo que usualmente no miramos. Vivimos en la existencia “normal” porque gozamos de los sentidos. Nos encontramos con alguna persona ciega o sorda o muda, pero no pensamos en su comunidad. Lo más atrevido es que no se muestra un panorama dulce (usamos la palabra “sordito”, “cieguito”, como equivalente de “pobrecito”) ni inocente (al estar impedidos de alguna manera, deben ser buenos por naturaleza). Son brutales, amenazadores, sensuales, como cualquier otra persona. Hay perversión, droga, abuso. Las instituciones siguen siendo tan burocráticas como insensibles. De todas maneras, no se generaliza: es un microuniverso como el mayor en que convivimos cada día. Al final de cuentas, el ser humano explota ante las presiones.

 

El castigo hacia los desobedientes que se salen de las normas
 
         Ópera prima de su realizador que cae en la categoría de original. Hemos visto historias edificantes: la salvaje ciega, sordo y muda Helen Keller alcanza comunicarse y tornarse en personaje intelectual en Ana de los milagros (1962, Arthur Penn) o el esperanzado personaje que busca amor y siente soledad en El corazón es un cazador solitario (1968, Robert Ellis Miller). Aquí en México, el mismo tema de hambre de amor en la sobreactuadísima El hombre de papel (1963, Ismael Rodríguez). Sin embargo, hay maldad en todo ser humano. Aquí tenemos ejemplos.

 

Tomas alejadas para darle un marco de referencia
al espectador. Los personajes se acercan a la cámara.
 
         El estilo del realizador mete al espectador en la cinta: hay usualmente tomas alejadas. Uno mira en general todo el espacio donde suceden los hechos terribles o las explícitas escenas del encuentro amoroso. Hay largos corredores en un edificio que se nota antiguo, institucional de tiempos pasados, en esta Ucrania singular: la del personaje que, sin importar la falta de algunos sentidos, se integra dentro del deterioro, la perversión, la rebeldía que se da entre los jóvenes que llaman la atención porque sus personalidades son estéticas: cuerpos hermosos, bellos rasgos, aparte de brindar buenas actuaciones.

 

El director Miroslav Slaboshpitsky deslumbra
con su ópera prima...