LOS
HUÉSPEDES
(The
Visit)2015. Dir. M. Night Shyamalan.
A pesar de que hace años quedó claro
que Shyamalan fue llamarada de petate, pólvora quemada, arroz aguado, “one hit
wonder” luego de El sexto sentido (1999)
(como le pasó a su niño protagonista Haley Joel Osment, ahora con marranoide
figura), ha podido mantenerse gracias a que sus cintas las ha filmado con
grandes estrellas, a pesar de ser fracasos comparados con su
película-maravilla. En esta ocasión tiene estrellas incipientes o secundarias y la cinta mantiene su ya conocido bajo nivel de calidad.
En esta ocasión, utilizando el ya
gastado género de la cinta filmada en vídeo bajo el pretexto de un documental
familiar que está realizando la protagonista juvenil acerca de su madre y
hermano, tenemos la trama de un par de hermanos que van a visitar a sus
abuelos, largo tiempo alejados por un pleito con su madre, a los cuales nunca
han visto. Mientras su madre se va de vacaciones con su novio, esta adolescente
con su hermano de trece años llegan al pueblo donde está la casona-granja de
los viejos.
El comportamiento de los abuelos es
extraño. Los jóvenes simplemente lo ven como una extravagancia de la vejez.
Pasan cinco días en los cuales la conducta se va haciendo más tenebrosa. En una
ocasión, le muestran a su madre por Skype a los viejos y ella les dice que
ellos no son sus abuelos. De repente, todo se torna peligro, amenaza,
revelación. Shyamalan repite su tema de lo real aparente, como pasaba con el villorrio de La aldea o el personaje irreal de La dama en el agua, por mencionar dos ejemplos para demostrar que no sabe controlarlo.
Trucos fáciles (rostros que surgen de
pronto ante la cámara; mujer envuelta en una sábana o bajo la cama que saca
brazos; la imagen lejana de una vecina ahorcada); homenajes fallidísimos (la
aparente abuela mete y encierra a la falsa nieta en el horno como nuevos “Hansel
y Gretel”); falta total de tensión o sentido del peligro (los jóvenes nunca se
notan aterrados ante las reacciones incoherentes de los viejos). Al momento de
conocer la verdad, se desata la solución, mostrando así una falta total de
equilibrio. Y al término, durante los créditos de salida, el documental termina con un obvio rap - final feliz del joven de 13 años para dar explicación no pedida, acusación
aceptada, de que la película ha sido una reverenda pérdida de tiempo.
El fraudulento Shyamalan