jueves, 1 de octubre de 2015

ARROZ AGUADO


LOS HUÉSPEDES
(The Visit)
2015. Dir. M. Night Shyamalan.

 


         A pesar de que hace años quedó claro que Shyamalan fue llamarada de petate, pólvora quemada, arroz aguado, “one hit wonder” luego de El sexto sentido (1999) (como le pasó a su niño protagonista Haley Joel Osment, ahora con marranoide figura), ha podido mantenerse gracias a que sus cintas las ha filmado con grandes estrellas, a pesar de ser fracasos comparados con su película-maravilla. En esta ocasión tiene estrellas incipientes o secundarias y la cinta mantiene su ya conocido bajo nivel de calidad.



         En esta ocasión, utilizando el ya gastado género de la cinta filmada en vídeo bajo el pretexto de un documental familiar que está realizando la protagonista juvenil acerca de su madre y hermano, tenemos la trama de un par de hermanos que van a visitar a sus abuelos, largo tiempo alejados por un pleito con su madre, a los cuales nunca han visto. Mientras su madre se va de vacaciones con su novio, esta adolescente con su hermano de trece años llegan al pueblo donde está la casona-granja de los viejos.

 


         El comportamiento de los abuelos es extraño. Los jóvenes simplemente lo ven como una extravagancia de la vejez. Pasan cinco días en los cuales la conducta se va haciendo más tenebrosa. En una ocasión, le muestran a su madre por Skype a los viejos y ella les dice que ellos no son sus abuelos. De repente, todo se torna peligro, amenaza, revelación. Shyamalan repite su tema de lo real aparente, como pasaba con el villorrio de La aldea o el personaje irreal de La dama en el agua, por mencionar dos ejemplos para demostrar que no sabe controlarlo. 

 


         Trucos fáciles (rostros que surgen de pronto ante la cámara; mujer envuelta en una sábana o bajo la cama que saca brazos; la imagen lejana de una vecina ahorcada); homenajes fallidísimos (la aparente abuela mete y encierra a la falsa nieta en el horno como nuevos “Hansel y Gretel”); falta total de tensión o sentido del peligro (los jóvenes nunca se notan aterrados ante las reacciones incoherentes de los viejos). Al momento de conocer la verdad, se desata la solución, mostrando así una falta total de equilibrio. Y al término, durante los créditos de salida, el documental termina con un obvio rap - final feliz del joven de 13 años para dar explicación no pedida, acusación aceptada, de que la película ha sido una reverenda pérdida de tiempo.


El fraudulento Shyamalan