jueves, 28 de enero de 2016

ESCÁNDALO EN LA IGLESIA


EN PRIMERA PLANA
(Spotlight)
2015. Dir. Tom McCarthy.



         Un prólogo nos lleva a Boston en 1976. Un sacerdote católico se encuentra en la estación de policía. Llega un abogado que logra evitar su encarcelamiento mientras otro superior habla con la familia, prometiendo que se le cambiará de parroquia. Uno se imagina lo que está sucediendo porque de repente, pasan 25 años y es 2001. Spotlight (palabra que significa reflector) es un grupo de investigadores del periódico Boston Globe que se dedica a la aclaración de casos especiales. En cierto momento, llama su atención la denuncia de sacerdotes pedófilos y cómo se ha estado encubriendo sus crímenes por largos años debido a una alianza entre iglesia y justicia.

El equipo Spotlight: Ruffalo, McAdams,
Keaton y Brian D'Arcy James.


         La cinta recrea hechos de la vida real, la investigación de varios casos que revelaron toda una serie de violaciones hacia niños por largos años mientras los culpables eran simplemente trasladados a otras parroquias o suspendidos en sus actividades sin que se llegara al castigo. El periódico vino publicando estas situaciones luego de encontrar las pruebas que mostraban culpabilidades. Alejada de todo tremendismo, con apenas un par de entrevistas a las víctimas adultas (sin presentar los actos reprobables), la película nos lleva paso a paso en el proceso de investigación, el apasionamiento y cuestionamiento personal de los reporteros involucrados que, católicos ellos mismos, sentían dudas y frustraciones. Es lo más interesante de la cinta: los efectos sobre la moral personal y el sentido de la fe entre quienes iban descubriendo tropelía tras tropelía y nombre tras nombre (eran 90 sacerdotes, en principio), más que tratar los casos particulares: el rol de la ética periodística y la necesidad de alcanzar la justicia contra prejuicios religiosos.
 
El extraordinario Stanley Tucci como
el defensor de víctimas de la pedofilia


         No hay más: una película simple con reparto de buenos actores (Michael Keaton, Rachel McAdams) o grandes actores (Mark Ruffalo, Liev Schreiber, Stanley Tucci) que cumple con su cometido sin llegar a ser espectacular, pero que dice mejor las cosas que, por ejemplo, la ridícula producción mexicana Obediencia perfecta (2012, Luis Urquiza) sin mostrar sacerdotes idealizados o niños bonitos. Tampoco se dedica a convertir a las autoridades religiosas en  monstruos infectos. Una visión objetiva, interesante, simple.



         El realizador Tom McCarthy (actor en 2012, por ejemplo, y cuya cinta previa Zapatero a tus zapatos fue desdeñada por la crítica de manera obligada al estar presente Adam Sandler sin notar su sentido lúdico y su interesante discurso metamórfico) reitera su capacidad narrativa. Para reflexionar acerca del bien y del mal que nos acechan y que muchas veces se confunden.  
 
Nota. Agradezco a mi hermano Javier Villarreal las posibilidades para adelantar la visión de esta película.