domingo, 24 de julio de 2016

TODOS LOS HOMBRES MALOS


MENTE IMPLACABLE
(Criminal)
2016. Dir. Ariel Vroman.

 


       Un agente de la CIA, Billy Pope (Ryan Reynolds) es interceptado por el magnate español Heimdahl (Jordi Mollá), mientras iba a entregar un dinero y pasaporte a un hacker que había creado un programa para controlar todos los misiles norteamericanos y cuya localización solamente él conocía. Luego de torturarlo es asesinado. Quaker Wells (Gary Oldman), jefe de la CIA, recupera el cuerpo que todavía tenía actividad cerebral, para que el Dr. Franks (Tommy Lee Jones) efectúe una transferencia de la memoria de Bill hacia otro individuo, que resulta ser el sociópata Jerico (Kevin Costner). Luego de realizarla comenzará una lucha entre Heimdahl y Wells para apoderarse del violento Jerico quien, sin embargo, ha comenzado a sentir emociones y recordar a su mujer e hija pequeña.




       Un reparto tan estelar da lugar a una cinta primariamente emocionante y entretenida pero bastante desangelada. Quizás la semejanza hacia muchas otras películas que han tratado la transferencia de recuerdos, las amenazas mundiales a través de computadoras, la acción usualmente extrema, no permite el paso hacia el asombro. También puede ser la atmósfera que no prepara al espectador para que la trama le vaya atrapando paulatinamente.




       La cinta tarda en explicar lo que está sucediendo. La pronta e inesperada muerte del agente Pope desconcierta. Luego uno nota que los agentes, la policía, el mismo jefe de la agencia, se encuentran sumidos en la tremenda corrupción. No hay diferencia entre ellos y el criminal Jerico o el archivillano Heimdahl. Las muertes se suceden dentro de la total impersonalidad. No es posible la disertación moral y no queda más que disfrutar una cinta de acción dentro de la maldad humana.




       El goce mayor resulta de ver a tanta personalidad legendaria en el reparto. Jones y Oldman ya pertenecen a la galería icónica del mejor cine turbulento. Ryan Reynolds tiene una actuación especial y corta pero sus pocos momentos permiten disfrutarle. Y luego queda Kevin Costner, una personalidad sin discusión: un gran actor cuyas mejores cintas han quedado en el pasado sin que merme su calidad ni su presencia magnífica (a los 60 años).