lunes, 19 de septiembre de 2016

LAS ILUSIONES QUE NOS PROTEGEN


MI AMIGO EL DRAGÓN

(Pete’s Dragon)

2016. Dir. David Lowery.





         Pete (Oakes Fegley) perdió a sus padres en un accidente automovilístico. Al quedar solo, como único sobreviviente en el bosque, encuentra a un gigantesco dragón que lo protege y cuida. Pasan seis años y ahora es un niño salvaje que habita en una cueva (dentro de las profundidades del inmenso bosque) donde el diligente dragón, que puede volar y tornarse invisible, lo ha mantenido. Cierto día Pete llega hasta un lugar donde ya intervienen los taladores de árboles. Es descubierto por la agente forestal Grace (Bryce Dallas Howard) y su hija Natalie (Oona Laurence) quien lo lleva hasta un hospital para después tenerlo en su casa. Pete le revela que su amigo es un dragón y la lleva hasta la cueva. Ahí, el ambicioso cuñado de la oficial lo descubre.





         A casi 40 años de la primera versión que la propia compañía Disney produjera como cinta musical y con animación que alternaba al lado de actores vivos, tenemos esta relectura que solamente parte del hecho de que el pequeño Pete encuentre al dragón que es su amigo. En ambas versiones hay malvados que desean capitalizar el descubrimiento de esta criatura legendaria. Ahora, la versión contemporánea toca lateralmente el final de la fantasía y la realidad depredadora del hombre. El relato central está en la amenaza que se cierne sobre el fabuloso animal para su sobrevivencia (que nos recuerda al gracioso extraterrestre de Spielberg), pero finalmente se tiene la valorización de la familia. Se comenta que Grace vive con su novio, del cual ha nacido una hija. Pete pierde a su familia y reencuentra otra gracias a la materialización de un ser mítico. Es una manera de decirnos que son las ilusiones las que nos mantienen y nos soportan ante las crueldades del mundo.


La versión de 1977 mezclaba
animación con seres vivos



         El realizador (editor, guionista, director de fotografía) Lowery ofrece bellísimos paisajes (la cinta fue filmada en Nueva Zelandia) y permite momentos de reflexión alargando sus secuencias sin caer en la edición rápida: se nota su dominio de los diferentes oficios dentro del cine. El dragón es una delicia de personaje: verde, con pelo, un colmillo protuberante roto y una expresiva mirada. Al recordar la también graciosa cinta de Don Chaffey, filmada en 1977 (con Helen Reddy y Mickey Rooney), uno se acuerda del Cine Montoya y de las alegres canciones que complementaban a la narración. En esta versión Robert Redford (a los casi 80 años de edad) es cuidado por la cámara: dentro de su admirable vejez (ya que no recurrió a excesivas cirugías) se notan los restos de su belleza madura. Impecable y satisfactoria diversión.

El realizador David Lowery

Robert Redford, a los 80 años, bien cuidado
por la cámara de cine...