MI AMIGO EL DRAGÓN
(Pete’s Dragon)
2016. Dir. David
Lowery.
Pete (Oakes Fegley) perdió a sus padres
en un accidente automovilístico. Al quedar solo, como único sobreviviente en el
bosque, encuentra a un gigantesco dragón que lo protege y cuida. Pasan seis
años y ahora es un niño salvaje que habita en una cueva (dentro de las
profundidades del inmenso bosque) donde el diligente dragón, que puede volar y
tornarse invisible, lo ha mantenido. Cierto día Pete llega hasta un lugar donde
ya intervienen los taladores de árboles. Es descubierto por la agente forestal
Grace (Bryce Dallas Howard) y su hija Natalie (Oona Laurence) quien lo lleva
hasta un hospital para después tenerlo en su casa. Pete le revela que su amigo
es un dragón y la lleva hasta la cueva. Ahí, el ambicioso cuñado de la oficial
lo descubre.
A casi 40 años de la primera versión
que la propia compañía Disney produjera como cinta musical y con animación que
alternaba al lado de actores vivos, tenemos esta relectura que solamente parte
del hecho de que el pequeño Pete encuentre al dragón que es su amigo. En ambas
versiones hay malvados que desean capitalizar el descubrimiento de esta
criatura legendaria. Ahora, la versión contemporánea toca lateralmente el final
de la fantasía y la realidad depredadora del hombre. El relato central está en
la amenaza que se cierne sobre el fabuloso animal para su sobrevivencia (que
nos recuerda al gracioso extraterrestre de Spielberg), pero finalmente se tiene
la valorización de la familia. Se comenta que Grace vive con su novio, del cual
ha nacido una hija. Pete pierde a su familia y reencuentra otra gracias a la
materialización de un ser mítico. Es una manera de decirnos que son
las ilusiones las que nos mantienen y nos soportan ante las crueldades del
mundo.
La versión de 1977 mezclaba
animación con seres vivos
El realizador (editor, guionista,
director de fotografía) Lowery ofrece bellísimos paisajes (la cinta fue filmada
en Nueva Zelandia) y permite momentos de reflexión alargando sus secuencias sin
caer en la edición rápida: se nota su dominio de los diferentes oficios dentro
del cine. El dragón es una delicia de personaje: verde, con pelo, un colmillo
protuberante roto y una expresiva mirada. Al recordar la también graciosa cinta
de Don Chaffey, filmada en 1977 (con Helen Reddy y Mickey Rooney), uno se
acuerda del Cine Montoya y de las alegres canciones que complementaban a la
narración. En esta versión Robert Redford (a los casi 80 años de edad) es
cuidado por la cámara: dentro de su admirable vejez (ya que no recurrió a
excesivas cirugías) se notan los restos de su belleza madura. Impecable y
satisfactoria diversión.
El realizador David Lowery
Robert Redford, a los 80 años, bien cuidado
por la cámara de cine...