STAR TREK: SIN
LÍMITES
(Star Trek Beyond)
2016. Dir. Justin
Lin.
El capitán Kirk (Chris Pine) y su
tripulación son víctimas de un engaño. Se trasladan a un planeta lejano donde
son atacados, dejando inservible a la nave Enterprise, y todo para que el
villano en turno, Krall (Idris Elba), se apodere de una pieza que le permitirá
utilizar un armamento poderoso para aniquilar Yorktown, un espacio artificial
creado por la Federación para la convivencia de civiles.
La tripulación del Enterprise (a la
izquierda, el malogrado Anton Yelchin)
La cinta inicia con Kirk ofreciendo el
retorno de la pieza a sus dueños originales como símbolo de paz para recibir un
ataque al considerarlo más bien ofensivo. Kirk retorna a su nave y guarda la
pieza sin imaginar que ella lo llevará a esta aventura sorprendente. Sin
embargo, la trama muestra a Kirk aburrido luego de tres años de volar en una
misión que todavía durará dos más. Está la alternativa de aceptar el puesto de
Vicealmirante que lo dejará en trabajo clerical. Por su parte, Spock (Zachary
Quinto) quiere salvar a la raza vulcana buscando a una mujer de su especie y
desposarla, sobre todo por el fallecimiento de su padre. La nueva misión pondrá
a ambos a dudar sobre sus respectivos futuros.
Un nuevo personaje, Jaylah (Sofia Boutella), quien ayuda
a la tripulación para escapar del planeta incomunicado
Las secuencias de acción son efectivas,
con mucho movimiento y ediciones rápidas, al estilo que su director Lin nos
tiene acostumbrados luego de sus episodios de la serie de “Rápidos y furiosos”,
además que el guion está escrito por Simon Pegg (quien aparece como el
ingeniero Scotty) y Doug Jung (quien aparece como el esposo de Sulu en
Yorktown), que lograron darle el tono de los episodios de la serie original por
televisión, además de sentido del humor. Esto debe satisfacer a los fanáticos
de la misma.
Kirk es amenazado por el villano Krall
Habrá que destacar nuevamente el
sentido de familia que ha sido recurrente e importante para las
superproducciones del Hollywood contemporáneo: en el caso de Kirk, la idea de
seguir adelante con el honor de su padre; en el caso de Spock, el deseo de ser
una especie de Nuevo Adán para reproducir a su especie ahora sin planeta propio;
en el caso de Sulu, simplemente la llegada a Yorktown para encontrarse con su
pareja masculina que carga a una pequeña, dando idea de que no hay
discriminaciones en lo sexual como en la convivencia entre diferentes razas de
las galaxias; en el caso del personaje de Jaylah, reivindicar la memoria de su
padre, muerto por uno de los soldados de Krall.
El coguionista Doug Chung aparece
como la pareja de Sulu
Y está el caso de Krall, personaje
considerado héroe por su pérdida en el espacio, considerándosele muerto y héroe
por la historia, para que surja de las cenizas como villano resentido, pensando
que la Federación lo había abandonado, sin saber que no existía comunicación
posible. Su mismo rencor lo lleva a metamorfosearse para sobrevivir. Es un
personaje entrañable, como todo buen villano de película, que es al que tomamos
en cuenta por sus efectos sobre la historia.
Idris Elba, o sea Krall, nunca aparece con su rostro,
excepto en un vídeo de su pasado
Al finalizar la cinta se recuerda la
memoria de Leonard Nimoy (el original Spock de la serie de tv, además de las
primeras cintas de la franquicia) y hay una dedicatoria para Anton Yelchin,
muerto en un estúpido accidente. Su presencia es la que hace más cálido el
recuerdo y permite que reflexionemos sobre la fragilidad de la existencia. Por
tantos motivos, se pasa un rato entretenido y conmovedor en esta excelente
secuela.
El esplendido realizador Justin Lin