sábado, 25 de marzo de 2017

ORGANISMO INDESTRUCTIBLE


LIFE: VIDA INTELIGENTE

(Life)

2017. Dir. Daniel Espinosa.





         Si se quiere reducir esta cinta a su mínima expresión se llegará a la trama del mal acechante que se encuentra en un lugar cerrado, que espera el mejor o peor momento para saltar y atacar, que mantiene el suspenso de una forma angustiante. Nada hay nuevo bajo el sol, lo que importa es la manera en cómo se narra. Hace casi cuarenta años fue Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979) [que será el ejemplo-lugar común que utilizará todo mundo al referirse a esta cinta], pero hay muchos otros casos que van desde el maravilloso perro de Cujo (Lewis Teague, 1983)  o el terrible escualo de Tiburón (Steven Spielberg, 1975). Y podremos irnos hasta La cosa del otro mundo (Nyby-Hawks, 1951) o la versión de John Carpenter en 1982, pasando por los personajes de Michael Myers, Jason Vorhees, Jigsaw, en el imaginario urbano o con el onírico Freddy Kruger en la irrealidad. ¿Quieren más antigüedad? Nuestro querido Nosferatu (Murnau, 1922), nuestro adorado Drácula (Tod Browning, 1931)... Y no terminaríamos el recuento.






                  El realizador sueco, de ascendencia chilena, Daniel Espinosa, nos ha ofrecido en el pasado dos largometrajes excepcionales: Protegiendo al enemigo (Safe House, 2012) y Crímenes ocultos (Child 44, 2015) dramas realistas acerca de la violencia en los tiempos actuales y la corrupción en la etapa de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Ambas cintas mostraban a personajes en conflicto con el enemigo. En ésta, su incursión en el cine de ciencia ficción, es una mera formalidad para volver a enfatizarnos la angustia hacia lo desconocido (ya eran un fugitivo que resultaba héroe, un oficial que se descubría perverso, o en este caso, ante un ser que inicia como pequeña célula amistosa para tornarse en algo cruel y despiadado: en todos los casos está presente el sentido de supervivencia).




Seis tripulantes de una misión a Marte emprenden el regreso hacia la Tierra. Han traído muestras del planeta rojo en busca de vida. Así sucede. De una célula microscópica que revive en condiciones adecuadas, se va creando y creciendo una estructura elástica que adquiere gran fuerza e indestructibilidad, buscando la manera para sobrevivir. Empieza el enfrentamiento para que sucedan hechos inesperados y se mantenga al espectador con el alma en vilo. El realizador Espinosa es hábil y sabe cómo crear momentos que entremezclan dolor y esperanza, vida y muerte, además del heroísmo patriota. La gran cualidad de la película es mostrar la vulnerabilidad de sus personajes. El sentimiento apocalíptico está presente a todo momento. El reparto es atractivo. Y el final es tan escalofriante como Usurpadores de cuerpos (Philip Kaufman, 1978).