LIFE: VIDA INTELIGENTE
(Life)
2017. Dir. Daniel Espinosa.
Si
se quiere reducir esta cinta a su mínima expresión se llegará a la trama del
mal acechante que se encuentra en un lugar cerrado, que espera el mejor o peor
momento para saltar y atacar, que mantiene el suspenso de una forma angustiante.
Nada hay nuevo bajo el sol, lo que importa es la manera en cómo se narra. Hace
casi cuarenta años fue Alien, el octavo
pasajero (Ridley Scott, 1979) [que será el ejemplo-lugar común que
utilizará todo mundo al referirse a esta cinta], pero hay muchos otros casos que van desde el
maravilloso perro de Cujo (Lewis Teague,
1983) o el terrible escualo de Tiburón (Steven Spielberg, 1975). Y
podremos irnos hasta La cosa del otro
mundo (Nyby-Hawks, 1951) o la versión de John Carpenter en 1982, pasando por los personajes de Michael
Myers, Jason Vorhees, Jigsaw, en el imaginario urbano o con el onírico
Freddy Kruger en la irrealidad. ¿Quieren más antigüedad? Nuestro querido Nosferatu (Murnau, 1922), nuestro adorado Drácula (Tod Browning, 1931)... Y no terminaríamos el recuento.
El realizador sueco, de ascendencia
chilena, Daniel Espinosa, nos ha ofrecido en el pasado dos largometrajes
excepcionales: Protegiendo al enemigo (Safe
House, 2012) y Crímenes ocultos
(Child 44, 2015) dramas realistas acerca de la violencia en los tiempos
actuales y la corrupción en la etapa de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Ambas cintas
mostraban a personajes en conflicto con el enemigo. En ésta, su incursión en el
cine de ciencia ficción, es una mera formalidad para volver a enfatizarnos la
angustia hacia lo desconocido (ya eran un fugitivo que resultaba héroe, un oficial
que se descubría perverso, o en este caso, ante un ser que inicia como pequeña
célula amistosa para tornarse en algo cruel y despiadado: en todos los casos
está presente el sentido de supervivencia).
Seis tripulantes de una
misión a Marte emprenden el regreso hacia la Tierra. Han traído muestras del
planeta rojo en busca de vida. Así sucede. De una célula microscópica que revive
en condiciones adecuadas, se va creando y creciendo una estructura elástica que
adquiere gran fuerza e indestructibilidad, buscando la manera para sobrevivir.
Empieza el enfrentamiento para que sucedan hechos inesperados y se mantenga al
espectador con el alma en vilo. El realizador Espinosa es hábil y sabe cómo
crear momentos que entremezclan dolor y esperanza, vida y muerte, además del heroísmo
patriota. La gran cualidad de la película es mostrar la vulnerabilidad de sus
personajes. El sentimiento apocalíptico está presente a todo momento. El
reparto es atractivo. Y el final es tan escalofriante como Usurpadores de cuerpos (Philip Kaufman, 1978).