YO SOY LA FELICIDAD DE ESTE MUNDO
2014. Dir. Julián Hernández.
Apenas
estrenada luego de tres años cuando ya había dado la vuelta al mundo en una
versión más larga, nos llega el quinto largometraje de Julián Hernández, para
hablarnos otra vez de las relaciones homosexuales, efímeras y desafiantes.
Emiliano (Hugo Catalán) es un director de cine que está filmando una cinta
sobre danza. Por eso conoce a Octavio (Alan Ramírez) con el cual inicia un
amorío que luego desairará. Mientras Emiliano busca otro amante en un joven
sexoservidor, Jazén (Emilio Von Sternerfels), Octavio experimenta el sexo
heterosexual. Y así continua la trama de una película que se queda corta en la
descripción de un hombre que no sabe lo que quiere, vive frente a una pantalla
donde se regodea viendo las filmaciones de sí mismo teniendo relaciones, quien
usualmente, al estilo Antonioni, se acerca a su pareja con columnas, paredes o
muebles entre ellos para denotar la falta de comunicación.
Alan Ramírez y Hugo Catalán
Las
secuencias que se perciben más honestas y dolientes son las del joven Octavio:
feliz ante la presencia de su hombre, desesperado ante la falta de las llamadas
telefónicas, audaz y curioso entregándose a la pasión de unas mujeres porque no
le queda nada que perder, además de triunfar en su carrera como bailarín.
Hernández utiliza una canción popular de José José (“Dos somos dos”) para
mostrar el engaño y la desesperanza de su protagonista. Ese “amor de verdad en
el corazón” es un anhelo que se mantiene negando todo el tiempo.
Sufrimos los dos y logramos vencer,
las fuerzas de la adversidad,
y juntos logramos al fin el tener,
la dicha que alcanza,
un amor de verdad.
Dos, somos dos,
solo dos, al sentir,
un amor de verdad en el corazón.
las fuerzas de la adversidad,
y juntos logramos al fin el tener,
la dicha que alcanza,
un amor de verdad.
Dos, somos dos,
solo dos, al sentir,
un amor de verdad en el corazón.
Hugo Catalán y Emilio Von Sternerfels
Quizás
la cinta en su versión original ha de tener mayor sustancia. En este caso, uno
siente que nos deja algo a deber.