CAOS: EL INICIO
(Chaos Walking)
2021. Dir. Doug Liman.
La acción sucede en el planeta denominado Nuevo Mundo y es el año 2257. Hay una civilización primitiva en el pueblo llamado Prentisstown donde solamente viven hombres. Años atrás, los nativos del planeta, denominados “Spackles” aniquilaron a las mujeres, según cuenta Prentiss (Mads Mikelsen), el alcalde del lugar. Entre los jóvenes se encuentra Todd Hewitt (Tom Holland), quien cierto día descubre a una joven, Viola (Daisy Ridley), sobreviviente de un fallido descenso exploratorio desde una nave espacial que sobrevolaba al Nuevo Mundo. La cinta, entonces, cubrirá el intento de la joven por comunicarse con la nave, y será apoyada por Todd para lograrlo. Un detalle importante es que los hombres del lugar, llegados también desde años atrás como colonizadores, pueden escuchar, entre ellos, sus pensamientos. Eso es lo que provoca “el ruido”, algo que solamente el alcalde puede dominar para encubrirlos y someter a sus pobladores.
El género es ciencia ficción, pero en realidad estamos ante una cinta del oeste. El pueblo es primitivo y hay algunos caballos. La búsqueda de una posible salida para lograr la comunicación será a través de un escape por los espacios abiertos, el bosque, ríos, aparte de tener que enfrentar las aguas caudalosas de uno de ellos, mientras requieren alejarse de la partida de enemigos. La chica viene a tornarse fugitiva cuya cabeza es anhelada por el alcalde porque representa un peligro. Y tenemos al héroe, de bondadoso corazón con pureza de sentimientos. Existe todo un código moral y tenemos al predicador que oculta, igual que el alcalde, secretos que han definido la existencia de Prentisstown. Si en el cine del oeste habrá que llegar a la confrontación entre bien y mal, representados por personajes bastante configurados, en esta película no podrá dejar de ocurrir.
Un elemento común en estas distopías es que mientras se muestran lugares plenos de vegetación, entre otras ventajas, con civilizaciones que debieron adaptarse, siempre coexisten elementos negativos. La historia previa de la exterminación de las mujeres nos lleva a pensar que en un futuro cercano también significará la eliminación total al no haber posibilidades para la reproducción de nuevos seres. De hecho, Todd ha sido adoptado, desde que murieron sus padres, por dos hombres que conviven como pareja. Al darnos cuenta de la terrible realidad climática y poblacional en la cual estamos sumidos, resulta esperanzador la búsqueda de otros lugares para sobrevivir, aunque sea mera ficción (por el momento: nadie sabe cuál será el progreso científico).
Y es una película del maestro Doug Liman. Sus anteriores incursiones en el género (Jumper, 2008; Al filo del mañana, 2014) mostraban al héroe ignorante de sus circunstancias, en espera de que la experiencia y el progreso de sus aventuras le fueran aclarando su realidad. Lo mismo sucedía con Identidad desconocida (2002) donde el agente Bourne ni siquiera conocía su propia historia. Y en el caso de la farsa, tenemos a Sr. y Sra. Smith (2005) con una pareja cuya intimidad estaba sesgada por sus realidades profesionales. En fin, entre otros ejemplos, estamos ante uno de los realizadores más interesantes surgidos a finales del siglo XX y quien se consolidara con el paso de los años. Tom Holland, en su tercer estreno distinto al rol de Spiderman, continúa demostrando su versatilidad y carisma. El reparto reúne a actores de excelencia (Mads Mikelsen, David Oyelowo y a un contenido Demián Bichir).
Basada
en una trilogía de novelas de aventuras dirigidas a un público juvenil, queda
solamente la incógnita de su continuidad, algo difícil de definir ante la
pandemia y su éxito en taquilla o plataformas, además del hecho de que su
distribución fue detenida por Lionsgate en una fecha inicial para 2019: ya
conocemos los motivos. Caos: el inicio es otra representación de un
mundo posible. Es cine escapista que refleja realidades actuales transpuestas a
otras. Un concepto interesante
reside en las mujeres que fueron exterminadas y de las cuales no se podía leer
su pensamiento, o sea que no producían “ruido”. Esta lectura, materializada en
nubes colorizadas con algunas imágenes, alrededor de las cabezas masculinas, viene a ser uno de los sustentos de
esta narración. Ante la crueldad contra las mujeres, el personaje femenino se
fortalece (y en otra secuencia, que no contaré, se redime).