Leo una vieja crítica de la inteligente Pauline Kael (1919 - 2001) acerca del cine británico de finales de los años cincuenta donde se narraban situaciones de la clase trabajadora y explicaba que el éxito taquillero de las películas en la propia Inglaterra era que se metían de lleno en la problemática cotidiana ya que estaba prohibido, por la censura, presentar alusiones directas a las instituciones públicas y gubernamentales. Las cintas hablaban, sin expresarlo de frente, sobre las consecuencias derivadas de las fallas sociales con los personajes que eran producto de ellas.
Me refiero a "Todo comienza en sábado" ( Saturday Night and Sunday Morning, Reisz, 1960), "Pasión prohibida" (Look Back in Anger, Richardson, 1958), "El cómico" (The Entertainer, Tony Richardson, 1960), "Almas en subasta" (Room at the Top, Clayton, 1959), cuyos personajes procedían todos de clase media y eran ahogados por lo cotidiano: no había escapatoria. El destino era repetir los viejos esquemas de padres y abuelos. Para esos tiempos, las imágenes eran brutales y las perspectivas daban otra idea de la golpeada, aunque siempre idealizada, Europa. Fue el cine de los jóvenes iracundos ingleses en contraste con el cine realista aunque más romántico o dirigido a la ficción amena de la Nueva Ola Francesa...
Las imágenes en esta entrada pertenecen a "Todo comienza en sábado"