Sobre todo cine, efemérides y mucho más: inquietudes que deseo compartir... luego, el infinito.
sábado, 12 de septiembre de 2009
LAS SEÑORITAS DE ROCHEFORT
Hace varios años, un buen amigo me consiguió una copia en VHS de "Las señoritas de Rochefort" (Les demoiselles de Rochefort, 1967) , segunda cinta musical de Jacques Demy (1931 - 1990) en colaboración con Michel Legrand. La había grabado de un canal especializado de satélite (eran los tiempos de las parabólicas) donde respetaban el formato de pantalla ancha, algo que no era tan fácil de encontrar en VHS. Para mí fue un gran descubrimiento porque la película se había exhibido a finales de los sesentas en mi añorado Cine Juárez, pero en único día, para jamás regresar, y ¡yo no había podido ir a verla! Los azares de la distribución en una época cuando ni siquiera teníamos televisión a color, mucho menos pensar en la gloriosa alternativa actual de los DVD, provocó una tragedia para mi experiencia fílmica que en ese momento estaba en ebullición constante: descubrir, descubrir, descubrir viejas glorias del pasado para tener referencias que solamente conocía por tanto libro leído y mucha revista consultada, así como el cine reciente que mostraba, dentro de las posibilidades, una visión del mundo que entonces estaba lejanísimo pero que las imágenes nos lo acercaban.
En 1975 conseguí un disco de la cantante Cleo Laine donde interpretaba "You Must Believe in Spring" que era un tema de la película, adaptado con letra en inglés para explotarla como canción independiente sin relación con la cinta. Me gustó tanto que la incluí en alguna de las comedias musicales que monté en la universidad privada donde trabajé en la década siguiente.
Hace un par de años conseguí el DVD con la versión restaurada por la viuda de Demy, una cineasta excepcional llamada Agnés Varda, que muestra con mayor fidelidad (que el VHS) el esplendor visual de una cinta que no puede ser vista más que bajo las mejores condiciones ya que color, escenografía, vestuario, necesitan de una proyección nítida. Una trama simple acerca de las hermanas gemelas Delphine (Catherine Deneuve) y Solange (Francoise Dorléac, 1942 - 1967; fue su penúltima cinta antes de morir en un accidente automovilístico) que son maestras, respectivamente, de danza y música. Sueñan con ir a París para triunfar dentro de la farándula. También viven soñando con el amor ideal. El fin de semana habrá un festival en la plaza de Rochefort donde ellas actuarán. Su madre (Danielle Darrieux, viva y activa en 2009 a los 92 años) tiene un restaurante y un hijo pequeño que concibió con un hombre al cual no quiso desposar. Llegan dos bailarines (George Chakiris y Grover Dale, extraordinarios), que terminan con sus novias, lo mismo que un marinero (Jacques Perrin) que pinta y tiene el cuadro de su mujer ideal (idéntica a Solange). Otro hombre, un músico y coreógrafo (Gene Kelly, 1912 - 1996) llega de visita con un amigo. La trama serán los caminos del destino: ¿se encontrarán?, ¿serán las personas adecuadas entre ellas mismas?, ¿triunfará el amor?
Me acaba de llegar, apenas ayer, el CD con la banda original de la película donde puedo escuchar y recordar las hermosas imágenes de una cinta tan subestimada como desconocida y que ocupa su lugar al lado de tantísimas grandes películas que nunca alcanzaron la oportunidad de llegarle a su público original (en tiempo, espacio y momento cultural) y quedar en nichos particulares.
Jacques Demy habló sobre su película expresando que deseaba hacer feliz al espectador triste que llegara al cine sin imaginar lo que iba a ver. También expresó que buscaba la relación entre cine, música, pintura, literatura y coreografía: esa fusión y el hecho de que las personas adecuadas no se encontraran entre sí. La ligereza, el artificio, un vestuario siempre contrastante en color y estilo para la música o la acción general eran elementos básicos para lograr sus objetivos. Demy fue producto de la Nueva Ola Francesa donde sus creadores eran admiradores de los géneros de Hollywood por lo que le rindieron homenaje, recreándolo, homenajeándolo, estilizándolo (sin copiar como hacen ahora los neocineastas mexicanos con resultados ridículos y frustrantes). Demy gustó siempre del cine musical, romántico o fantástico. De ahí que haya producido un conjunto de cintas apasionantes, simples, con aparente frivolidad cuando en realidad están sucediendo cosas terribles, tristes o pesimistas en el interior de personajes comunes y corrientes.
En 1964 Demy había triunfado mundialmente (excepto México) con "Los paraguas de Cherburgo" que le dio premios y que permitió una ópera contemporánea ya que toda la cinta era cantada. En esos tiempos era una apuesta audaz más adecuada para públicos con otras experiencias culturales. Aquí en Monterrey también se exhibió en el Cine Juárez donde tuve que soportarla ante rechiflas y quejas de quienes se desesperaban porque todo era música. Luego llegó el VHS y el DVD, claro, para repetir historias que han sido cíclicas en mi vida. Siempre agradezco a la vida tantas experiencias fabulosas que he podido experimentar a lo largo de los años. Hoy quise compartir una de ellas.
Les anexo una foto de Jacques Demy a quien se le agradece la alegría que heredó al mundo; además hay imágenes de las estrellas y de la película.