domingo, 24 de octubre de 2010

LA CATEGORÍA DE ROSALIND RUSSELL



Life is a Banquet
Rosalind Russell con Chris Chase
Random House, 1977.


Acabo de platicarles sobre “El escritor fantasma”, la extraordinaria cinta de Polanski, y aquí les tengo un ejemplo de “autobiografía” que en realidad fueron memorias dictadas a otra persona, “un escritor fantasma”, que se encargó de redactarlas. Se le da crédito, al menos. Rosalind Russell es una de mis tantas actrices favoritas. Me cautivó desde que mis ojos infantiles gozaron de
“Gypsy” (Mervyn LeRoy, 1962) allá en el Cine Encanto, por 1963. Aunque pasó mutilada en algunos números musicales (práctica común por esos tiempos donde los exhibidores decidían qué era lo que les “gustaba” a los espectadores), al menos los principales y la esencia de la trama quedaron asequibles. Era la versión fílmica de una comedia musical de Broadway que narraba inicios y ascenso a la fama de una desnudista llamada Gypsy Rose Lee. No obstante, el personaje principal era el de Rose Hovick, madre de la mujer, quien fue el impulso constante para que tanto ella, sin talento, como su hermana menor, June (quien luego sería la actriz June Havoc, de quien les he platicado por este blog), más agraciada, alcanzaran el estrellato. El papel en la escena fue de Ethel Merman y en el cine le tocó a Rosalind Russell porque ella tenía más “nombre”. Una gran suerte y fortuna porque la actriz logró uno de sus mejores papeles. Años más tarde, gracias al DVD, ahora podemos gozar de la cinta completa y hasta con algunos números recuperados que fueron, originalmente y como decisión del director, eliminados antes de la distribución. Luego de esa cinta, me fijé más en ella, en cuanto tenía la oportunidad de encontrarme con sus viejas películas.

Rosalind Russell (1907 - 1976) fue una mujer de temple. Fiel a sí misma, audaz en su manera de actuar, narra en su libro cómo fue que logró sus primeras oportunidades en el cine. Sus enfrentamientos con Louis B. Mayer. Su paso por la MGM de los años treinta (su gran cinta fue “Las mujeres” de Cukor, en 1939) y sus posteriores éxitos en otros estudios
(“Ayuno de amor” de Hawks, para la Columbia de 1940, junto con Cary Grant o “Electra” de Nichols, para la RKO de 1947; años más tarde, como la solterona y reprimida maestra de “Picnic”, de Logan, 1955). La madurez le llegó con la Warner Bros. donde filmó “Quiero vivir” (Auntie Mame, Morton DaCosta, 1958) que había sido su gran éxito en Broadway (más tarde se tornaría en el musical “Mame” que dio otro giro a la carrera de Angela Lansbury y en México, a Silvia Pinal) y que reflejaría, en mucho, su propia vida. El título del libro viene de una frase de la obra: "La vida es un banquete y la mayoría de ustedes, pobres tontos, se están muriendo de hambre".

Sin embargo, lo más interesante viene al final del libro cuando dice que su vida no podía haber sido de otro modo. “Si pudiera alterar el pasado, o al menos mi carácter, trataría de empujar menos, de ser tan extremista. Siempre he sido una persona de mañana, y creo que todos los planes se realizarán, pero nunca sucede. He tenido una vida con mucha suerte en ella: ha sido un buen viaje”. Y cuando uno revisa su filmografía, lee el libro, vuelve a disfrutar sus personajes, está de acuerdo con ella: íntegra y con una fuerte atención para sí misma. Russell fue una personalidad fuera de serie, perfecta para ciertos roles: nunca la dama joven, sino la secundaria o el personaje con ciertas características específicas en la vida. Igual, pero diferente. Una actriz de categoría con sus variaciones. Los libros sirven para que tomemos conciencia de nosotros mismos a través de otras vidas reales o inventadas. Russell fue persona con los pies sobre la tierra y con la fuerza para luchar por lo que deseaba. Gran lección. Maravilloso espejo si podemos reflejarnos en él.