
HIROSHIMA
2009. Dir. Pablo Stoll.
Una cinta excepcional para los tiempos que estamos viviendo. Una anécdota simple acerca de un joven uruguayo que no encuentra su lugar en el mundo y vive para la música. Lo vemos desde que sale de su trabajo en una panadería, la llegada a casa, el distanciamiento familiar, la alternativa de un nuevo empleo, su escape hacia otros tiempos en un pueblo de su infancia. El joven es, además, vocalista de una banda musical; de repente sirve como modelo para dibujantes. Y lo que más llama la atención es que la cinta es ¡muda! No hay diálogos, sino intertítulos como en el cine silente. Escuchamos música, canciones de bandas uruguayas u otros lares y así es como llegamos a un final lógico.
El protagonista es Juan Andrés Stoll,

Pablo Stoll

dirige su primer largometraje en solitario luego de dos espléndidos antecedentes realizados junto con su compañero Juan Pablo Rebella (1974 – 2006) quien se quitaría la vida inexplicablemente después de haber logrado dos títulos que ya son imprescindibles para el nuevo cine latinoamericano (“25 watts” y “Whisky”) que le dieron renombre y prestigio a la filmografía uruguaya. De hecho, termina dedicándole la cinta a su memoria. Uno se da cuenta que Stoll tiene su propia categoría y talento. “Hiroshima” es la exploración de los recuerdos y de la familia a través de uno de sus elementos.
Una experiencia agradable que termina siendo memorable.