RÁPIDOS Y FURIOSOS 6
(The Fast and the
Furious 6)
2013. Dir. Justin
Lin.
La gran
novela de acción cierra el círculo doméstico. Toretto (Vin Diesel) y Brian
(Paul Walker) reúnen a su grupo de amigos porque un poderoso delincuente, Shaw
(Luke Evans) está buscando las partes para conformar una máquina que cortará
las telecomunicaciones mundiales por 24 horas. Además, el objeto amoroso de
Toretto, la chicana Letty (Michele Rodriguez) que se tenía por muerta, ahora es
miembro de la banda de Shaw.
Lo
que inició como una cinta urbana de delincuentes automotrices cuya principal
meta de acción eran las carreras clandestinas y donde un agente de la ley se
introducía encubierto en la banda para desenmascararlos para luego tornarse en
cómplice (por amor a la hermana de Toretto y por amistad inesperada y cálida
con éste) fue convirtiéndose paulatinamente en una saga internacional. La banda
de quebrantadores de la ley fueron utilizando sus cualidades veloces y su ingenio
improvisado para ir contra grandes hampones de otras naciones. Luego de la
cinta original (Rob Cohen, 2001) se tuvieron dos intentos de franquicia que
funcionaron como tramas independientes. La cuarta película reunió a Walker y
Diesel con los otros personajes para darle forma a lo que ahora ha adquirido su
propia personalidad. En esta continuación aparecen además Dwayne Johnson (con un cuerpo extremadamente musculoso) y la maravillosa Gina Carano, en rol sorpresivo; ambas estrellas aumentan el valor icónico de la cinta.
El
realizador Justin Lin ha sabido impartirle su sentido de acción imparable,
coreográfica, que equipara a la serie con las populares cintas orientales de
artes marciales donde los héroes volaban y los villanos soportaban los feroces
enfrentamientos más allá de la fortaleza humana. Es lo inverosímil de estas
grandes producciones de Hollywood mezcladas con el sentido de humanidad y
solidaridad lo que propician un entretenimiento innegable. La edición y los
efectos especiales son tan espectaculares e inesperados que uno queda
sorprendido (acuérdese de ese verbo “volar” cuando vea la película) cuando
piensa que ya todo está hecho en cine.
Y
vuelvo a la cualidad principal de la cinta: el sentido de familia y solidaridad
(lo que se vió en “Duro de matar 5”) con la cual comenzó la serie y ahora se
recupera. Está aparte el humor. Y luego viene el amor: la tensión romántica y
sensual entre la amnésica Letty y el rudo Toretto que se desarrolla por medio
de un reto automovilístico, sin cuerpos ni camas. Por eso la cinta es coherente
consigo misma en su esencia. (más alegría causa el anuncio de la siguiente
secuela: aunque alabemos a Lin como realizador, ahora será dirigida por James Wan a quien debemos “Juego macabro”, “Sentenciado
a morir” o “La noche del demonio”: no puede pensarse que bajará la calidad ni la audacia: además el villano será Jason Statham. Más delirio, imposible.).