lunes, 30 de enero de 2017

VIDAS DE PERRO


LA RAZÓN DE ESTAR CONTIGO

(A Dog’s Purpose)

2017. Dir. Lasse Hallström.





         La película está construida por fórmulas y lugares comunes. Un perro nace y se pregunta el motivo por el cual se encuentra en este mundo. Luego sufre varias reencarnaciones para finalmente llegar con su dueño inicial (un jovencito en los años sesenta, ahora adulto en la época actual) y resolverle la vida. Con el paso del tiempo cambia de raza y de género. De Labrador terminará en San Bernardo.





                  Desde los avances de esta película ya se suponí que tendría todos los elementos dulces y chantajistas, curiosos y graciosos, usuales en tramas que involucran a mascotas, en este caso, perros. Basada en una novela motivacional y de autoayuda, se llega a la moraleja final y a los consejos para que seamos mejores seres humanos gracias a la reflexión que hace un can.





         El realizador sueco Hallström fue nominado al Óscar en 1985 por Mi vida como perro (que nos habla de un niño que cambia de hogar por motivos familiares) y a partir de 1991 se instaló en Hollywood donde ha filmado grandes éxitos (Chocolate, Las reglas de la vida, sobre todo ¿A quién ama Gilbert Grape? que colocó en el camino del estrellato a Leonardo DiCaprio) y otras cintas menores (Casanova, Querido John). En este, su décimo quinto largometraje filmado en Estados Unidos, retorna al tema del perro fiel y cariñoso que ya había tratado en Siempre a tu lado.





         Aunque la película cae en clichés y todo el panorama en las vidas de este perro sea usualmente benigno y aséptico (nunca se habla de sexo aunque de perro se torne en perra siempre con voz masculina; todos sus dueños son, en principio, amorosos) para que terminara siendo una cinta familiar, va más dirigida a quienes hayan tenido un perro, vivido su fidelidad y sufrido su muerte. La película es impecable en cuanto a la presentación de los animales y de captura del momento justo para la continuidad narrativa.





         No gustará a todo espectador. Se crean sentimientos encontrados al ver una película parecida a las que Disney filmaba en los años sesenta. Sin embargo, hay momentos en los cuales uno se conmueve, disfruta de las travesuras inconscientes de una mascota, pero más que nada reflexiona acerca del paso del tiempo. Se sueltan unas lágrimas por lo que fue y lo que ahora se ha perdido ante las maravillosas imágenes de fidelidad y entrega.


El realizador Lasse Hallström