LA RAZÓN DE ESTAR
CONTIGO
(A Dog’s Purpose)
2017. Dir. Lasse
Hallström.
La película está construida por
fórmulas y lugares comunes. Un perro nace y se pregunta el motivo por el cual
se encuentra en este mundo. Luego sufre varias reencarnaciones para finalmente
llegar con su dueño inicial (un jovencito en los años sesenta, ahora adulto en
la época actual) y resolverle la vida. Con el paso del tiempo cambia de raza y
de género. De Labrador terminará en San Bernardo.
Desde
los avances de esta película ya se suponí que tendría todos los elementos dulces
y chantajistas, curiosos y graciosos, usuales en tramas que involucran a
mascotas, en este caso, perros. Basada en una novela motivacional y de
autoayuda, se llega a la moraleja final y a los consejos para que seamos
mejores seres humanos gracias a la reflexión que hace un can.
El realizador sueco Hallström fue
nominado al Óscar en 1985 por Mi vida
como perro (que nos habla de un niño que cambia de hogar por motivos
familiares) y a partir de 1991 se instaló en Hollywood donde ha filmado grandes
éxitos (Chocolate, Las reglas de la vida, sobre todo ¿A quién ama Gilbert Grape? que colocó
en el camino del estrellato a Leonardo DiCaprio) y otras cintas menores (Casanova, Querido John). En este, su décimo quinto largometraje filmado en Estados Unidos, retorna al
tema del perro fiel y cariñoso que ya había tratado en Siempre a tu lado.
Aunque la película cae en
clichés y todo el panorama en las vidas de este perro sea usualmente benigno y
aséptico (nunca se habla de sexo aunque de perro se torne en perra siempre con
voz masculina; todos sus dueños son, en principio, amorosos) para que terminara
siendo una cinta familiar, va más dirigida a quienes hayan tenido un perro,
vivido su fidelidad y sufrido su muerte. La película es impecable en cuanto a
la presentación de los animales y de captura del momento justo para la
continuidad narrativa.
No gustará a todo espectador. Se crean
sentimientos encontrados al ver una película parecida a las que Disney filmaba
en los años sesenta. Sin embargo, hay momentos en los cuales uno se conmueve,
disfruta de las travesuras inconscientes de una mascota, pero más que nada
reflexiona acerca del paso del tiempo. Se sueltan unas lágrimas por lo que fue
y lo que ahora se ha perdido ante las maravillosas imágenes de fidelidad y
entrega.
El realizador Lasse Hallström