martes, 3 de enero de 2017

POR LA GRACIA DE DIOS


HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE

(Hacksaw Ridge)

2016. Dir. Mel Gibson.





         Los hermanos Hal y Desmond Doss son dos niños inquietos. Juntos suben riscos y viven de pleito. Cierto día mientras se golpean, Desmond toma una piedra con la cual hiere a su hermano. Al principio parece que Hal ha muerto pero no es así. Debido a este hecho, Desmond toma muy en cuenta el mandamiento que viene ilustrado en un cuadro que su familia adventista mantiene sobre la pared: “No matarás” bajo la imagen de Caín que ha matado a Abel.


Desmond encuentra a su novia
ideal en la enfermera Dorothy



         Años más tarde, Desmond es un joven servicial (Andrew Garfield, magnífico), simple, que ayuda a los demás. Al apoyar a un joven que se ha rasgado una arteria por un accidente, conoce a la enfermera Dorothy (Teresa Palmer) de la cual se enamora. Sin embargo, son los tiempos de guerra. Tanto Hal como Desmond se enlistan ante el enojo, en realidad temor, de su padre (quien fuera soldado durante la Primera Guerra Mundial). Desmond promete casarse con Teresa en el primer permiso que tenga.


El rudo Smitty (Luke Bracey) reta a Desmond
para que pelee con él, sin lograrlo.



         Sin embargo, al llegar al campamento de entrenamiento, Desmond se declara como objetor de conciencia: no tomará un arma en sus manos y no podrá realizar ninguna actividad en sábado. Esto le trae problemas con el Sargento Howell (Vince Vaughn) y el Capitán Glover (Sam Worthington), así como con el resto de sus compañeros de dormitorio.  Sin embargo, al no ser anticonstitucional, se le permite ir como asistente médico a la batalla. Desmond se tornará héroe.


Desmond en el infierno terrenal



         Basada en hechos reales (el verdadero Desmond falleció en 2006), Mel Gibson nos ofrece su visión del infierno sobre la tierra al recrear la batalla de Okinawa, pero más que nada reflexiona sobre las convicciones personales y la fe en la gracia divina. Desde esa imagen fratricida que estuvo a punto de ser realidad para el jovencito Desmond hasta un enfrentamiento con su padre alcohólico que peleaba con su madre, tenemos a un personaje que cree en Dios y en su mensaje de amor entre los seres humanos.


Desmond cumple su misión
siempre con base en su fe



         Desmond piensa en la fidelidad personal: no hace concesiones. Para librarse de una corte marcial podría haberse entrenado con armas para luego no utilizarlas, pero eso sería faltarse a sí mismo y, por ende, a Dios. Ante las explicaciones que todo mundo le ofrece sobre las circunstancias que rodean a una guerra donde no se comete asesinato per se, sino que se está protegiendo al honor y a la patria, Desmond responde que él piensa en las enseñanzas de Jesucristo.




         Hasta el último hombre viene a ser una lectura contemporánea de cintas tan alejadas en el tiempo como El sargento York (Sergeant York, Hawks, 1941) donde el joven York finalmente cedía al uso de armas por un sentimiento patriótico durante la Primera Guerra Mundial o La gran tentación (Friendly Persuasion, Wyler, 1956) donde la familia cuáquera de padre y dos hijos resolvía ir a la Guerra Civil porque había que defender los valores amenazados. En este caso, la cuestión es extrema: por más que se insista a Desmond que su deber patriótico es primero, él antepone su amor a Dios y el compromiso ante Él.


El verdadero Desmond recibe
sus medallas del Presidente Truman



         Narrada de manera magnífica, con un reparto mayoritario de actores australianos (con excepción de los norteamericanos Garfield y Vaughn o el británico Worthington), la cinta arrebata al espectador por el sentido humanitario del personaje y la alegoría de la tentación del mal (la corrupción) ante un alma pura. Cuando todo sería fácil de conseguir si se “cediese un poco”, se está comentando acerca del problema en que vivimos por haberse dejado de lado a los valores morales. La cinta incita a que nos veamos a nosotros mismos alejados de la reciedumbre de un personaje admirable como Desmond Doss e imaginar al mundo de otra manera. Admirable, extraordinaria, inspiradora.

Una de las mejores películas de Mel Gibson,
aquí dirigiendo a sus actores