HASTA EL ÚLTIMO
HOMBRE
(Hacksaw Ridge)
2016. Dir. Mel
Gibson.
Los hermanos Hal y Desmond Doss son dos
niños inquietos. Juntos suben riscos y viven de pleito. Cierto día mientras se
golpean, Desmond toma una piedra con la cual hiere a su hermano. Al principio
parece que Hal ha muerto pero no es así. Debido a este hecho, Desmond toma muy
en cuenta el mandamiento que viene ilustrado en un cuadro que su familia
adventista mantiene sobre la pared: “No matarás” bajo la imagen de Caín que ha
matado a Abel.
Desmond encuentra a su novia
ideal en la enfermera Dorothy
Años más tarde, Desmond es un joven
servicial (Andrew Garfield, magnífico), simple, que ayuda a los demás. Al
apoyar a un joven que se ha rasgado una arteria por un accidente, conoce a la
enfermera Dorothy (Teresa Palmer) de la cual se enamora. Sin embargo, son los
tiempos de guerra. Tanto Hal como Desmond se enlistan ante el enojo, en
realidad temor, de su padre (quien fuera soldado durante la Primera Guerra
Mundial). Desmond promete casarse con Teresa en el primer permiso que tenga.
El rudo Smitty (Luke Bracey) reta a Desmond
para que pelee con él, sin lograrlo.
Sin embargo, al llegar al campamento de
entrenamiento, Desmond se declara como objetor de conciencia: no tomará un arma
en sus manos y no podrá realizar ninguna actividad en sábado. Esto le trae
problemas con el Sargento Howell (Vince Vaughn) y el Capitán Glover (Sam
Worthington), así como con el resto de sus compañeros de dormitorio. Sin embargo, al no ser anticonstitucional, se
le permite ir como asistente médico a la batalla. Desmond se tornará héroe.
Desmond en el infierno terrenal
Basada en hechos reales (el verdadero
Desmond falleció en 2006), Mel Gibson nos ofrece su visión del infierno sobre
la tierra al recrear la batalla de Okinawa, pero más que nada reflexiona sobre
las convicciones personales y la fe en la gracia divina. Desde esa imagen fratricida
que estuvo a punto de ser realidad para el jovencito Desmond hasta un
enfrentamiento con su padre alcohólico que peleaba con su madre, tenemos a un
personaje que cree en Dios y en su mensaje de amor entre los seres humanos.
Desmond cumple su misión
siempre con base en su fe
Desmond piensa en la fidelidad
personal: no hace concesiones. Para librarse de una corte marcial podría
haberse entrenado con armas para luego no utilizarlas, pero eso sería faltarse
a sí mismo y, por ende, a Dios. Ante las explicaciones que todo mundo le ofrece
sobre las circunstancias que rodean a una guerra donde no se comete asesinato per se, sino que se está protegiendo al
honor y a la patria, Desmond responde que él piensa en las enseñanzas de
Jesucristo.
Hasta
el último hombre viene a ser una lectura contemporánea de cintas tan
alejadas en el tiempo como El sargento
York (Sergeant York, Hawks, 1941) donde el joven York finalmente cedía al
uso de armas por un sentimiento patriótico durante la Primera Guerra Mundial o La gran tentación (Friendly Persuasion,
Wyler, 1956) donde la familia cuáquera de padre y dos hijos resolvía ir a
la Guerra Civil porque había que defender los valores amenazados. En este caso,
la cuestión es extrema: por más que se insista a Desmond que su deber
patriótico es primero, él antepone su amor a Dios y el compromiso ante Él.
El verdadero Desmond recibe
sus medallas del Presidente Truman
Narrada de manera magnífica, con un
reparto mayoritario de actores australianos (con excepción de los
norteamericanos Garfield y Vaughn o el británico Worthington), la cinta
arrebata al espectador por el sentido humanitario del personaje y la alegoría
de la tentación del mal (la corrupción) ante un alma pura. Cuando todo sería
fácil de conseguir si se “cediese un poco”, se está comentando acerca del
problema en que vivimos por haberse dejado de lado a los valores morales. La
cinta incita a que nos veamos a nosotros mismos alejados de la reciedumbre de
un personaje admirable como Desmond Doss e imaginar al mundo de otra manera.
Admirable, extraordinaria, inspiradora.
aquí dirigiendo a sus actores