lunes, 21 de enero de 2019

AQUELARRE DE BRUJAS


SUSPIRIA 
2018. Dir. Luca Guadagnino. 

         Dividida en seis capítulos y un epílogo, estamos ante la relectura – homenaje que el realizador italiano Guadagnino ofrece a la obra maestra de su compatriota Dario Argento quien la filmara en 1977. No es una nueva versión. Inspirada en la cinta original, estamos ante todo un comentario acerca del caos en que vivimos donde ya no hay memoria, solamente olvido. Al inicio tenemos a la joven Patricia (Chloe – Grace Moretz) llegando al consultorio de su psiquiatra Klemperer (Lutz Ebersdorf, en realidad Tilda Swinton disfrazada como hombre) para comunicarle sus temores, sus descubrimientos de que en la academia de danza donde participa se encuentra en realidad una asamblea de brujas. Ante la indolencia del hombre, quien piensa que son simples alucinaciones, Patricia se va sin rumbo conocido. Luego vemos a Susie (la fea Dakota Johnson), llegada desde Ohio hacia este Berlín dividido por un muro que se encuentra precisamente frente al edificio que alberga al grupo de danza que Patricia ha referido. Al mismo tiempo en que se incorpora Susie, otra de las alumnas, Olga, la solista de la coreografía cumbre de esta escuela, se rebela con la misma desesperación mostrada por Patricia. Desea alejarse del lugar pero es forzada a entrar en una sala de espejos que se encuentra en un piso inferior del edificio. Ante su ausencia, Susie se autopropone para bailar el rol de Olga y la directora de la compañía, Madame Blanc (Tilda Swinton), la acepta para que la joven demuestre sus cualidades innatas. Sin embargo, ante cada movimiento de Susie, Olga sufre lesiones en su cuerpo que se va deformando y lacerando terriblemente: una especie de sacrificio.

Chloe Grace Moretz como una rebelde
que recuerda a la banda Baader - Meinhof
La terrible tortura a la que es sometida
la bailarina que ha dejado su puesto
El actor Lutz Ebersdorf
es en realidad Tilda Swinton
La película tiene este inicio que establece el dominio de las brujas que se irá complementando con otras circunstancias: Es 1977, durante los enfrentamientos del llamado Ejército Rojo (RAF) o la banda Baader-Meinhof que enfrentaba a la generación pasada para reclamar el imperialismo y su conformidad ante la situación que actualmente se vivía en una Alemania dividida. Para ello, se contrapone la situación del psiquiatra Klemperer quien vive con el remordimiento de haber perdido a su mujer Anke (Jessica Harper), la cual desapareció durante el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, sin que él hubiera hecho nada para salvarla, por lo que toma conciencia de lo que ha sucedido con Patricia quien también se ha esfumado sin saberse de su paradero. Y todavía, la circunstancia personal de Susie, descendiente de una familia Amish, considerada como fruto de pecado por su madre, quien se ha alejado de sus creencias tradicionales quedando como fácil presa de las fuerzas del mal.

Susie se ha integrado al aquelarre
         El aspecto anecdótico de la trama de terror reside en el deseo de las brujas por revivir a las Madres de lágrimas, tinieblas y suspiros, gracias a sacrificios que realizan con quienes las rechazan: la intención de Guadagnino es comparar al aquelarre siniestro con su realidad entonces circundante: una sociedad dividida (como las jóvenes que se aterran y rebelan en un parangón de los guerrilleros que cuestionaban a la autoridad con los consecuentes resultados de dolor y muerte), el sentimiento de culpa (la generación que sobrevivió a la guerra con toda la carga criminal del pasado alemán, nazi, exterminador, tal como lo vive el psiquiatra viudo agobiado por su cobardía personal), el triunfo del mal (una Susie asimilada con el poder que permanecerá imperando, provocando el olvido, dejando solamente evidencias gráficas o físicas, como un corazón dibujado sobre la pared de una casa, pero nunca morales ni en la memoria). Y todo ello, perfecta lectura del mundo contemporáneo: dividido, culpable y dominado por el mal.
Jessica Harper fue la original Susie
en la cinta de Argento, en 1977.
         Algo destacable en esta exuberante cinta es que se haya incorporado a la ya setentona Jessica Harper, quien fuera la Susie original, en el rol de la esposa muerta del psiquiatra. Guadagnino, luego de la extraordinaria Llámame por tu nombre (2017), confirma su calidad como realizador. No gustará a todo mundo. Habrá quienes siendo puristas rechazarán cualquier adaptación a estos tiempos. Hay quienes esperarán la atmósfera de la cinta original aunque ésta ya ha sido superada con creces. Suspiria nos recuerda los errores del pasado con la intención de que se tome conciencia de ellos y evitemos su repetición, no permitamos su olvido: lo decepcionante es que el mundo actual muestra matices de este aquelarre de brujas.   
Tilda Swinton y Luca Guadagnino,
durante el rodaje de "Suspiria"