POLVO
2019. Dir. José María Yázpik.
Polvo narra el retorno al pueblo natal de El Chato (Yázpik) luego de más de diez años de haberlo abandonado, dejando atrás a su novia y familia para buscar fama como actor en Hollywood. Un prólogo nos muestra al personaje enfrentando la ironía y la amenaza de muerte de su patrón (Jesús Ochoa) pero lo salva una llamada de último momento. Luego nos enteramos de que una avioneta se estrelló cerca de San Ignacio, pueblo donde nació. El piloto fue tirando la carga: 500 kilos de cocaína empacada en paquetes de un kilo que cayeron dentro y en los alrededores del pueblo. Lo han enviado porque conoce a sus habitantes. Su trabajo será recuperarlos a cambio de un pago para quienes le ayuden a encontrar y entregar los paquetes. La trama mostrará su reencuentro con el pasado y la negación hacia el futuro.
Yázpik y Mariana Treviño
La acción sucede en 1982 y la locación
es Baja California Sur, para mostrar a una población todavía en retroceso y en
condiciones de poco desarrollo. Es el pueblo donde se pasa cine trashumante [se
exhibe La adelita (1938)] que Jacinta mira desde la azotea de una casa
enfrente, y hay una caseta telefónica para larga distancia. En las afueras cercanas
hay un idílico lago y hay sillas en el exterior de la casa, a ras de banqueta,
para mostrar que todavía hay cierta inocencia, falta de desconfianza, costumbres
y tradiciones de lugares hacia dentro de un estado, lejos de la metrópolis. La
anécdota base de la avioneta cargada con droga ocurrió en Colombia: Yázpik y su
coargumentista Alejandro Ricaño (más importante como dramaturgo que en este
medio del cine) la colocan en este pueblo donde nació el primero. Y el problema
en general de la cinta es que no suceden grandes cosas, ni queda claro el
desarraigo personal ni la llegada de la violencia y, por ende, del narcotráfico
a donde se vivía con la inocencia cotidiana, aunque con las pasiones naturales.
Jacinta y Toto (el maravilloso
Adrián Vázquez)
Bellamente filmada por Tonatiuh
Martínez (a quien debemos las imágenes de Las oscuras primaveras o Sueño
en otro idioma, Yázpik demuestra que es cuidadoso para narrar, pero requerirá
de un guion más complejo (o interesante) en el futuro para demostrar su valía.
En este caso, con un elenco muy solvente donde destacan el maravilloso Adrián
Vázquez (como Toto, el policía) y la graciosa Mariana Treviño (como Jacinta, la
novia abandonada que luego se casó con Toto), porque ambos están contenidos y reflejan
muy bien a sus personajes, estamos ante una cinta que mantiene la atención pero
que deja algo a deber porque todo es sencillo, sin complicaciones, para que de
pronto se desate cierta violencia, se llegue a una solución que queda sin cierre
y muestre una conclusión apresurada. El Chato descubrirá que ya no tiene nada
qué hacer en ese pueblo, además que sus sueños han fracasado y queda atrapado
en su inframundo personal del cual quizás nunca saldrá.
Carlos Valencia y Yázpik