martes, 1 de junio de 2021

HOMBRE AMISTAD

 

LA PRIMERA VACA
(First Cow)
2019. Dir. Kelly Reichardt.

         Hay un epígrafe en esta conmovedora película, tomada de “Proverbios del infierno” de William Blake donde expresa: “el pájaro un nido, la araña una tela, hombre amistad”. En ese mismo poema, Blake también habla sobre “el sublime acto de anteponer a otro frente a ti”. Ese es uno de los aspectos que trata la historia de Cookie Figowicz (John Magaro), un hábil cocinero, en el territorio de Oregon alrededor de 1820, durante la búsqueda del oeste como tierra de progreso, quien conoce y protege inicialmente al fugitivo King-Li (Orion Lee), un inmigrante chino, mientras trabaja para unos tramperos. King huye antes de que puedan descubrirlo. También es una imagen de la conformación de un país, de sus aspectos iniciales dentro de la economía y los intereses comerciales, de los sueños de progreso que, en ocasiones, no eran sencillos de lograr.

Ya asentado en las afueras de uno de los fuertes militares que se acostumbraban en esos años, reencuentra a King quien es el que ahora le ofrece su vivienda. Cada uno comparte sus planes de vida: Cookie quiere un hotel en San Francisco. King busca comercializar algún producto. La experiencia de Cookie como panadero hace que hornee unos panes de harina y agua que tienen éxito entre los pobladores del lugar. Sin embargo, la existencia de una única vaca, propiedad de un rico terrateniente, primera en este territorio (porque su compañero y sus terneros murieron en el trayecto de su viaje), les da la idea de ordeñarla por las noches para mejorar su producto con la leche. Esta ventajosa e ilegal situación será la que los lleve a la culminación de su destino.

         Un prólogo, que ocurre en tiempo actual, nos muestra a un perro escarbando en un punto frente a un río y surge una calavera. Su dueña empieza a remover la tierra y descubre dos esqueletos. La acción pasa al siglo XIX para que nos adentremos en otras formas de vida: la supervivencia, ya sea en el bosque o en los albores de la civilización. Se sabe que más adelante, al sur, se encuentran ciudades más pobladas. Acá, en Oregon, apenas inician los asentamientos humanos. El ambiente que muestra la película es la del trueque de mercancías o el uso primitivo del dinero: monedas o billetes impresos de manera elemental. King-Li y Cookie se encuentran como almas gemelas, con las mismas inquietudes y deseos de avanzar. Fuera de los ingresos que están obteniendo con sus panes ilegítimos no tienen otro soporte en sus vidas, más que los deseos de pasar a otra etapa en su existencia. Y ya, en otro nivel, su unión de soledades para reforzar una amistad solidaria.

         Inspirada en una novela del coguionista Jon Raymond, usual colaborador de la realizadora Reichardt, donde no aparecía ni la leche ni los panecillos, se tomó solamente la idea de dos hombres que lucharán por subsistir: de ahí, toda la temática de nación, de progreso, de amistad. El tono es melancólico, el ritmo es incesante, las actuaciones son esplendorosas. La cinta se va desarrollando con varias elipsis con la idea de que el espectador vaya llenando los huecos. No sabemos qué sucedió entre la última fase de Cookie con los tramperos, como tampoco lo que sucedió con King-Li antes del reencuentro. Los esqueletos que se encuentran al inicio dan pie al retroceso en el tiempo: los cuerpos que reposan, todavía vivos, en esa llanura boscosa, tendrán encima el peso del tiempo: decenas de años mientras el país fue haciendo realidad lo que eran sueños muy particulares de dos personajes. Fue considerada entre las mejores películas del fatídico 2020. Apenas se había estrenado en marzo cuando comenzó la pandemia y el cierre de salas de cine. A lo largo de los meses comenzó su travesía por diversos festivales de cine y, hasta la fecha, sigue participando en algunos menores, exaltando su calidad y su maravillosa historia. Por fin llega a nuestras salas de cine. No desperdicie la oportunidad.

 La directora Kelly Reichardt