MALIGNO
(Malignant)
2021. Dir. James Wan.
Un
prólogo nos muestra un incidente violento y sangriento ocurrido en 1993, en un
sanatorio de Seattle. La acción pasa al presente donde Madison (Annabelle Wallis)
tiene una pelea con su marido que la empuja hacia una pared golpeándose la
cabeza. Más tarde, el marido es atacado y muerto por una entidad extraña.
Comienzan a ocurrir varios asesinatos que Madison puede presenciar sin poder
explicarlo. Acude a la policía que no le cree. Previamente, nos hemos enterado del
origen de Madison quien fuera adoptada a los ocho años. Gracias a grabaciones
en VHS se sabe que Madison, de niña, tenía un amigo imaginario al cual llamaba
Gabriel. Al nacer una hija biológica de sus padres adoptivos, Madison lo olvidó
y hasta ahora, con los acontecimientos, ha vuelto a recordar su influencia.
Madison, inmóvil, empieza sentir la corporización de su otro ser
La
más reciente incursión del maestro Wan al ámbito de terror, nos recupera su
extraordinaria elegancia visual, así como la inteligente construcción de
atmósferas inquietantes. La cinta se refiere a gemelos parásitos y viene a ser
otra manera de hablar acerca del horror corporal, el que surge dentro de uno
mismo. A diferencia de los personajes cuyos físicos son los que se extienden o
transforman (al estilo Cronenberg, que será una referencia esperada y obvia),
aquí se habla de las prolongaciones cerebrales, mentales, la conexión emocional
que materializa al otro que se encuentra dentro de nosotros. Su calidad de “pensamiento”
le hace corporizarse con energía, fuerza y cierta vulnerabilidad: el personaje
puede estar en dos partes con sendas naturalezas distintas.
El ser monstruoso dentro de la mente de Madison
La
cinta inicia, desde los logotipos de las compañías productoras, con las
imágenes rayadas y con defectos que ofrecían (sobre todo con el tiempo) las
cintas VHS, y hasta uno cree que es defecto visual. Al irse desarrollando la
trama, uno puede comprenderlo porque el tiempo ha pasado, pero no nos suelta,
porque hasta hace más de 35 años no estaban todavía las imágenes digitales.
Será a través de estas viejas grabaciones que se podrá ir descifrando el
enigma. Luego, todo se tornará caos mental y físico. Solamente los realizadores
sensibles, dominantes de la técnica, el sentido del tiempo y de la imagen terminante
puede ofrecer estas variantes del horror. Lo que comienza como cuento de casa
embrujada se transforma en cuento de fantasmas personales, que se encuentran
dentro de uno mismo, como existen en tantos individuos. Wan, quien confiesa que
esta película mezcla géneros e influencias que ha tenido a lo largo de su vida
como cinéfilo, utiliza al horror para explicar a los seres humanos y sus
represiones, sus deseos criminales, sus intensidades emocionales.
El director James Wan y su fotógrafo Michael Burgess