miércoles, 16 de marzo de 2022

LA INSATISFACCIÓN

 

LA PEOR PERSONA DEL MUNDO
(Värdlens värsta människa)
2021. Dir. Joachim Trier.

         Julie (Renate Reinsve) es una joven estudiante de medicina, carrera difícil que mostrará los resultados de sus buenos esfuerzos. Sin embargo, se da cuenta de que le interesa el alma y no el cuerpo, por lo que se cambia a psicología. Más adelante, piensa que le atrapa lo visual, por lo que decide dedicarse a la fotografía, y utiliza sus recursos de estudiante para comprarse cámaras, además de emplearse en una librería de manera temporal. A lo largo de unos cuantos años, tendrá dos relaciones de cierta permanencia con sendos hombres muy distintos: uno de ellos, caricaturista de fama, crítico e intelectual. El otro, mesero en una cafetería de lujo. Julie vivirá dos tonos muy distintos de vida, gracias a ellos, aunque siempre bajo el sentido del cambio, de la indefinición en lo que desea para su vida, reflejando una actitud recurrente en la generación del milenio. Durante los hechos, cumplirá 30 años, no querrá ser madre, escribirá un artículo que causa discusión por las redes sociales, pasará de la pretensión intelectual hacia lo terrenal absoluto.

         Narrada en 12 capítulos, con prólogo y epílogo, el realizador noruego toma el formato que Godard propusiera en 1962 con su espléndida Vivir su vida (Vivre sa vie), sin los añadidos de inicio y final, para hablar de una mujer que solamente vive para el presente, sin planes ni proyectos definidos, hasta que la realidad la coloca en su lugar. En la cinta de Godard, mitad de siglo XX, la mujer no contaba con mayores salidas que caer víctima de la sociedad que la rodeaba (y caía en la prostitución), ante la falta de oportunidades y el esquema tradicional para el desarrollo personal. Ahora Trier nos ofrece otra radiografía de nuestro tiempo: la sexualidad no resulta ofensiva ni amenazante, además de que la búsqueda de alternativas se ha diversificado (en ambos casos se está en sociedades de primer mundo).

         El prólogo establece esas variaciones que acompañan a la decisión de carrera de vida y los cambios de profesiones con amantes. Los siguientes capítulos irán mostrando su vida en pareja y cómo las relaciones van modificando su manera de ver la realidad. Trier no se preocupa en mostrar intenciones ni explicar lo cotidiano. Se va describiendo el día a día de una mujer que se ha sentido abandonada por el padre, por lo que toma como referencia a sus antepasadas para autodefinirse: en una secuencia habla de los cambios de la situación femenina entre su madre, abuela, bisabuela y más. El acercamiento con su pareja intelectual la mueve a escribir un artículo sobre su postura feminista ante el sexo y su relación con el hombre terrenal la lleva a explotar contra la superficialidad que le caracteriza.

         Otra secuencia la muestra corriendo ante una humanidad que se ha congelado (todas las personas permanecen estáticas por las calles, mientras ella corre en busca de su nuevo objeto de pasión) porque solamente es ella y su amado contra el mundo. Una siguiente escena fantástica muestra sus alucinaciones luego de drogarse con hongos donde el personaje principal es el padre que no le ha mostrado un afecto deseado: jamás se explica, solamente se sugiere, que esa falta de atención fue importante para el desarrollo de Julie. Y en uno de los capítulos, donde conoce a los amigos del caricaturista, deja claro que no le atrae ser madre, porque no podría brindar amor a sus hijos (hecho que se conectará más adelante con su revisión de madre y abuelas, ya mencionada).

         Éxito inesperado, que le valió a la actriz la Palma de Oro en Cannes, la cinta ha llegado a ser nominada dentro de la plana internacional de los Óscares, así como su guion. Aunque en general resulta ser una simple relación de hechos en la vida de una mujer indefinida, viñetas de lo cotidiano en un mundo tecnológico y contemporáneo, tal vez esa sea la cualidad que ha atrapado a los espectadores. Ante esa vida cambiante, sin deseos de futuro, viviendo el día a día para ver si llega algún hecho significante que le dé sentido a la existencia, tenemos un reflejo del siglo XXI tan disperso, ilógico, superficial, que paradójicamente, permite una identificación.

Renate Reinsve con Joachim Trier en el Festival de Cannes 2021