viernes, 13 de mayo de 2022

MITO Y VIOLENCIA

EL HOMBRE DEL NORTE
(The Northman)
2022. Dir. Robert Eggers.

         En las postrimerías del siglo noveno, el pequeño príncipe Amleth anuncia con regocijo, a su madre Gudrún (Nicole Kidman), el retorno del padre, el Rey Aurandvil (Ethan Hawke). Sin establecer lugares precisos, se sabe que son territorios del norte de Escocia. Poco tiempo después, Amleth es testigo del asesinato de su padre, a manos de su propio hermano Fjölnir (Claes Bang), por lo que tiene que huir, aunque jurando cobrar venganza. Pasan los años, ahora Amleth (Alexander Skarsgård) es un hombre musculoso y fuerte, que asuela poblaciones para conseguir esclavos a diversos señores. Al enterarse que uno de los cargamentos irá hacia Islandia, donde vive ahora Fjölnir, destronado y condenado a vivir como granjero, se hace pasar como esclavo para poder cumplir con su destino. En el camino conoce a Olga (Anya Taylor-Joy), quien será su cómplice y amante. Estamos ante la elaboración de un mito nórdico que daría lugar, años más tarde, al Hamlet de Shakespeare.

         Sin poseer la sutileza ni contención de las anteriores cintas de Eggers (La bruja, El faro), estamos ante la gran saga épica, una historia de venganza situada dentro de la cultura vikinga, mercenarios y salvajes, aunque sin la usual imagen de estos personajes. Hay una secuencia que muestra la irrupción, dominio y muerte en una población para conseguir esclavos: es un plano-secuencia que va mostrando la crueldad y el derramamiento de sangre, para después caer en la calma. En una escena que recuerda a Ven y mira (Klimov, 1985), se incendia una cabaña donde se encuentran encerradas muchas personas, solamente para que se vea al guerrero Amleth con rostro impávido, quizás pensando en el destino. La violencia siempre estará inherente en cualquier circunstancia: ya sea en la infancia de Amleth, en su crecimiento como guerrero, y luego, ya más adelante, como perpetrador de venganza, que es su destino. Desde la muerte del padre, Amleth repite tres frases: “te vengaré, padre; te salvaré, madre, te mataré, Fjölnir”.

         Amleth se reunirá con una chamán (Björk) que le hará la predicción exacta de los acontecimientos que vivirá: será su destino, que habrá de cumplirse. La cinta juega, entonces, gracias a la esencia de su naturaleza mítica, con la realidad y fantasía. Habrá personajes mágicos alternando con otros presentes. Amleth tendrá que luchar contra un caballero místico para conseguir una espada flamígera y la manera para conseguirla se confundirá entre el sueño y la nada. Eggers introduce estas confrontaciones a lo largo de la trama: jamás nos dejará olvidar que estamos entre el mito, el sueño, la realidad. Es en estos momentos cuando recordamos sus cintas anteriores. No obstante, esta cinta es más ambiciosa y tiene mayor presupuesto: efectos especiales, momentos de grandeza, mucha sangre.

         Dentro de los puntos reales, Eggers recrea un juego fatal, violento, una especie de hockey sobre tierra, donde la defensa de una pelota traía como resultado la muerte o la victoria. Los jugadores iban siendo eliminados según se eliminaban entre ellos mismos. Luego estaban los trabajos cotidianos de esclavos y guardianes. Los señores tenían derechos de uso de mujeres. La vida era insegura: cada día podría ser el último por algún capricho o por estar en el lugar equivocado. Sabemos que el cine es un documento, reflejo de la realidad. En este caso, como sucede con cintas situadas en el pasado, la tendencia reside en que se conviertan en metáfora de nuestros tiempos contemporáneos.

         Visualmente impecable, sus imágenes se tornan pequeñas obras de arte. Eggers nos desmenuza el mito. Ahí está la figura paterna, convertida en cuervo vigilante en lugar de fantasma; la madre que se torna cómplice, de orígenes dudosos, con implicaciones incestuosas, además del desprecio absoluto. El tío, enfermo de poder, que llega al crimen sin imaginar que luego sería degradado. El niño que debe de morir y cuya desaparición se torna falsa verdad. Y todo sucede en tiempos de violencia, de delirio total, con gran apasionamiento antes de poder alcanzar el paraíso…

El coguionista Sión, Anya Taylor-Joy, Robert Eggers y Alexander Skarsgård en el estreno de esta gran película...