sábado, 2 de abril de 2011

PORQUERÍA TIJUANENSE


VIERNES DE ÁNIMAS
(El camino de las flores)
2007. Dir. Raúl P. Gámez.


Andy (Pedro Rodman) y Hugo (Claudio Lafarga) han sido amigos desde siempre y trabajan juntos. Cierta noche, Andy le confiesa a Hugo que tiene visiones. Ambos viajan a la casa de la madre de Hugo en Ensenada donde dice que se aparece un indio. Andy comienza a tener encuentros con una niña fantasmal y la sirvienta de la casa le dice que no le tema. Luego de otra visión, Andy pregunta dónde se encuentra la puerta del sótano. La madre les indica detrás de un librero. Ahí, el padre de Hugo había enloquecido cavando un pozo. Éste continúa su trabajo y se produce la muerte de ambos personajes. Sin embargo, todo ha sido producto de un encontronazo automovilístico que los jóvenes tuvieron en la carretera mientras se dirigían a Ensenada. El otro vehículo era el de un hombre que había matado a su esposa e hija y al indio que se había mencionado. Ahí traía los cuerpos. Andy muere y Hugo va a dar al hospital donde se encuentra con otro fantasma porque ha adquirido el poder de Andy.

Si lo anterior suena absurdo y confuso es porque así resulta la misma película. Otra incursión en el género de “suspenso” que solamente lo produce con los trucos ya conocidos: las imágenes repentinas en los espejos o los encuentros inesperados al voltear la cabeza. La película no tiene pies ni cabeza y está mal filmada. Hay una explicación inicial donde se habla de tres puntos en las cuestiones de las ánimas que retornan: uno de ellos es “el camino de las flores” por lo que debe temerse que se querrán filmar otras secuelas. La producción fue en 2007 por lo que podemos pensar que el tiempo no lo ha permitido y ojalá así sea, como ha pasado con esa otra porquería regiomontana llamada “Seres: Génesis” (que es peor: aunque ambas podrían competir por su bajísima calidad y quizás empatarían).

El personaje de Andy anticipa la muerte de un tipo que se le adelantó en el baño y al cual previene “que no vaya al callejón” aunque claro que éste lo hace y es asesinado. Andy mira a una sirvienta que nunca existió tal como lo especifica la madre de Hugo al final. Andy tiene varias visiones que lo asustan y cuando tiene el sueño del sótano es el momento en que “reclama” que lo haya llevado su amigo al lugar. Hugo es un tipo frívolo que jamás se preocupa por nada hasta que llega el momento de la “revelación” del sótano e imagina que hay un tesoro enterrado. Esta secuencia da lugar a un absurdo ridículo: Hugo cava en un nivel más bajo del suelo; Andy le ayuda paleando en la parte superior donde es inútil hacerlo. Si añadimos además que Andy es interpretado por un actor gordo, sin carisma, y quien da pena ajena por la falta de gracia.

Créanme que quisiera seguir enumerando todo lo que hace que esta cinta sea otra porquería, ejercicio fílmico que se le ocurrió a un realizador sin conciencia ni sentido común: alguien que siente que imitando fórmulas o empleando tomas ya trilladas puede lograr una gran cinta, pero ya me aburrí hasta de recordar lo que no merece gastar a nuestra atiborrada memoria. Me pregunto los motivos que llevaron a Inbursa, Volaris y muchas otras compañías a financiar con la ley de estímulos fiscales a este importante homenaje a la nada y al ridículo. Quizás en papel la trama era convincente. Me da lástima que haya tantas cintas esperando turno para ser exhibidas y se seleccionen a las que son obviamente, descaradamente, innegablemente, redomadas tonterías.

Y para quienes defiendan esta cinta, baste un comentario más: en la función a la que asistí, donde había una sala a la mitad de su cupo, quizás por el éxito de “Salvando al soldado Pérez” (que es la cara opuesta de esta estupidez: hay atmósfera, tono, talento), primero se salieron cinco jóvenes, luego una pareja que estaba delante de mí, más al rato otras dos parejas… Quien esto escribe se quedó como penitencia ante el Señor por el pecado de haber ido a ver otro insulto a la inteligencia…