
VAN HEFLIN
(1910 – 1971)
El próximo julio se cumplirán 40 años del fallecimiento de Van Heflin, otra de las personalidades excelsas, y fácilmente relegadas al olvido, del Hollywood de antaño, el de los grandes momentos. Heflin, de ascendencia franco-irlandesa, ganó el Óscar como mejor actor secundario por “La senda prohibida” (Johnny Eager, 1942, dirigida por Mervyn LeRoy)


La película está muy bien filmada, aparte que es interesante y su narración tiene buen ritmo. Uno va notando esa característica de frialdad en el hampón que no ha tenido motivos para amar. Tener a una mujer a su lado es algo natural, común, para hacerse compañía y darse placer. No comprende que haya algo más allá de este tipo de relación. Y es lo que Jeff vive cuestionándole. Esa es la cualidad mayor del personaje: el abogado quisiera que se rompiera el hielo del corazón de Johnny para que pudiera, al menos, tener idea de lo que significa la pasión amorosa con la improbable y remota fantasía de que el hampón pudiera corresponder a su afecto. De manera sutil, se nota que Jeff está al lado de Johnny sufriendo humillaciones, ahogando sus secretos en el alcohol, porque está enamorado. Casi al término de la cinta, cuando Johnny parece haber recuperado su humanidad y desechado la alternativa amorosa de Liz, es cuando Jeff se atreve a proponerle que se vayan juntos de viaje, a escalar una alta montaña. Al final de la cinta, Johnny, herido de muerte, expirará en los brazos del hombre que lo ama.

Este tipo de personajes y situaciones, siempre veladas, siempre insinuadas, en el cine de esos tiempos, permite darnos cuenta de las formas en que se retaba a la censura (y la estupidez de los censores). Sin embargo, se necesitaban actores consumados que podían manejar inteligentemente a sus personajes para dar los matices, dejar claras las intenciones subterráneas y darle libertad al público para que entendiera. Heflin era tan sensible y profundo que lograba diversos niveles en sus actuaciones para ofrecer actuaciones tan profesionales y complejas como accesibles y comunes a simple vista.
Otra de sus grandes interpretaciones sucede en “El cómplice de las sombras” (The Prowler, 1951, dirigida por Joseph Losey)


Alguna vez, Louis B. Mayer, el zar de la MGM le dijo: "nunca conseguirás a la muchacha al final de la película", a lo que Heflin reflexionó y decidió concentrarse en sus actuaciones. Bien valió la pena. Van Heflin es memorable en muchas películas: el granjero pacífico y violentado en “El tren de las 3:10 a Yuma” (Daves, 1957)



Quedan otros papeles inolvidables sin mencionar, pero es una mera invitación para que busquen ese nombre en las películas de antaño, si se quiere disfrutar de un actor, un gran actor, en todo el sentido de la palabra.
