sábado, 31 de diciembre de 2011

UNA JOYA QUE ME FALTABA


LAS AVENTURAS DE TIN TIN: EL SECRETO DEL UNICORNIO
(The Adventures of Tin Tin: The Secret of the Unicorn)
2011. Dir. Steven Spielberg.



No podia terminar el 2011 sin una gran película, hipopublicitada, sin mayor aprecio por exhibidores desde el momento en que no ha funcionado como se esperaba (en taquilla, claro). Curiosamente es de Spielberg, pero es animación. No tiene grandes nombres (en vivo, claro, porque las voces originales son estupendas: Jamie Bell, Andy Serkis, Daniel Craig) y aunque se experimentan aventuras extraordinarias que recuerdan con mucho a “Indiana Jones”; ¡es una caricatura!

Basada en un personaje de historieta creado por el artista belga Hergé, tenemos al reportero Tin Tin, cara de niño, acompañado por su perro fiel y simpático, apoyando al capitán Haddock para recuperar un tesoro que ha permanecido escondido desde hace tres generaciones. La clave para encontrarlo reside en tres fragmentos de un poema que fueron colocados en sendas réplicas del barco “El unicornio” donde se llevó a cabo ese enfrentamiento fatal.


Todo lo anterior está dibujado por computadora sobre acción viva de los actores, y efectos especiales en general, dando una estilización a los personajes porque, finalmente, es un mundo fantástico. Tin Tin es un joven formal, sin poderes extraordinarios, pero con una personalidad audaz con tal de satisfacer su curiosidad, aparte de que es un ser con valores humanos: defiende lo justo y lo correcto. El inicio de su aventura se debe al ataque de que es sujeto con tal de recuperar el fragmento de poema que venía escondido en la réplica del barco. Todo esto lo llevará a sumergirse en un gran plan del villano Sakharine que le permitirá conocer a Haddock e ir en pos de un último fragmento hasta un país asiático.

La cinta es el retorno de Steven Spielberg a la esencia del cine de acción e intriga que mantiene al espectador con el alma en un hilo.
No se imagina qué irá a suceder cuando los protagonistas de la épica que está admirando llegan a lo que parece un callejón sin salida. Si Spielberg se inspiró en las series de episodios que se iban exhibiendo paulatinamente en las viejas salas de cine (equivalentes al folletín de periódico y antecesores de las telenovelas) para crear a Indiana Jones y sus magníficas experiencias, Tin Tin viene a ser el equivalente dibujado y apreciado como historieta, semejante a su personaje y a tres de las mejores películas en la historia del género.

Lo más destacable es que Spielberg nos entrega una fábula moral donde finalmente el bien trasciende y triunfa al paso de los siglos. Debía llegar un momento en la historia cuando aparecería ese personaje simbólico de la justicia para alcanzar la redención. El personaje de Haddock es singular: ha vivido sometido durante su vida al sentido del fracaso y no quiere aceptarlo por lo que recurre al alcohol. Aunque no es una apología de esta bebida, el personaje funciona y recupera la memoria gracias a la ingestión etílica. El crítico John Demetry, con mucha ironía de su parte, expresa que “es la más grande cinta jamás filmada sobre el alcoholismo” y tenemos que darle la razón. Esa es una de tantas cualidades de la película: subvierte el orden, hace que triunfe el bien, no cae en las restricciones usuales.

Más importante aún es la parte tecnológica: Spielberg ha dotado de una gran brillantez a la versión en tercera dimensión. En mi caso, que no soy fanático de dicha técnica, no me quedaba otra opción ya que era la única manera para disfrutarla sin doblaje. Me deslumbró el hecho de que no se veía opaca ni me llevaba a quitarme periódicamente los lentes convertidores. Aparte, la fotografía semeja a la filmación de una cinta normal, con actores en vivo: hay un momento donde la toma muestra una acción donde hay mucho sol y vemos el reflejo, el efecto que usualmente se registra por la cámara debido a la arena o al agua del mar.

Es el tipo de cine que demuestra la importancia del entretenimiento absoluto sin dejar de lado un discurso coherente dentro de un mundo fantástico. Es el intento de recuperar al ser humano con su escala original de valores dentro de este mundo que nos resulta, en muchas ocasiones, oscuro y aciago, verdaderamente en un punto sin retorno ni solución. Spielberg es un maestro: ni duda cabe. ¡Ah! ¡Y ese perro maravilloso!