MISIÓN
IMPOSIBLE: NACIÓN SECRETA
(Mission:
Impossible - Rogue Nation)
2015. Dir.
Christopher McQuarrie.
Luego de cuatro años finalmente llega
otro episodio en la serie de cintas de Misión:
Imposible. Uno espera con ansia estas películas porque se tiene la
seguridad de que habrá inteligencia detrás de los guiones y de los
realizadores. Es una franquicia con gracia que ha sabido equilibrar la fantasía
con la realidad; la mezcla de espionaje con la acción vertiginosa que tendrá
alguna falla para tomar una decisión de último minuto; los personajes más
interesantes, atractivos y perdurables en la memoria. Además, se tiene a Tom
Cruise demostrando que la edad le sienta bien, a pesar de tanta cinta inflada,
fallida e inútil de su juventud y primera madurez. Es ejemplo de cinta bien
producida porque sabe que uno de los ingredientes del éxito reside en el
reparto y en eso nunca se ha fallado.
Jeremy Renner, Tom Cruise, Simon Pegg y Ving Rhames,
reparto excelso...
Reencontramos a Ethan Hunt junto con
sus colaboradores en otra de sus misiones: ahora es evitar que una carga de gas
tóxico sea transportada por rebeldes chechenos. Luego, nos enteramos que el
proyecto de “Misión Imposible” ha sido cancelado y que Hunt es ahora un
fugitivo de su país. No obstante, ha descubierto que el Sindicato existe (la
organización criminal enemiga que es negada oficialmente), así como su líder,
por lo que requerirá ir tras ella y su cabecilla: de ahí que se viaje de Cuba a
Francia a Viena a Marruecos a Londes. La trama es tan inteligente y el ritmo
tan bien cuidado que la cinta se pasa como agua fresca en verano.
Rebecca Ferguson tiene increíble química
con Cruise y sorprende como mujer de temple
Es una franquicia afortunada: Las
primeras dos misiones fueron realizadas por Brian de Palma que le impartió su
impresionante sentido del suspenso (una gota de sudor) y luego siguió con John
Woo que le dotó de su poética violenta. El paso del tiempo y la evolución de
los efectos especiales dieron lugar a las inigualables cintas de los efectivos
Abrams y Bird, para llegar a esta tercera cinta del anteriormente irregular guionista,
ahora autor completo McQuarrie (con quien Cruise compartió la subvalorada “Jack
Reacher”) que logra absorber al espectador: uno se angustia, se desespera, pero
ríe con el sentido del humor y cuando quien debe tener su merecido lo merece…
Tenemos una secuencia subacuática, una
conspiración en la Ópera de Viena, una persecución por calles y autopistas marroquíes,
además de villanos tan odiosos como adorables (Sean Harris es un exquisito
malvado; Jens Hultén es un sádico que guiña el ojo).
por eso las situaciones van cambiando de tono y de
pronto hay giros donde uno desconoce si es verdad o mentira lo que está
sucediendo. Todo es según el cristal con que se mira y por eso tenemos la
circularidad de un mismo hecho (las declaraciones ante un tribunal en
Washington que adquieren tonos contrarios, con misma respuesta, al principio y
al final).
Christopher McQuarrie, autor total,
con su productor-actor