UNA PALOMA
REFLEXIONA SOBRE LA EXISTENCIA
DESDE LA
RAMA DE UN ÁRBOL(En duva satt på en gren och funderade på tillvaron)
Suecia-Noruega-Dinamarca-Alemania-Francia, 2014.
Dir. Roy Andersson.
Esta singular película se mantiene fiel
al estilo de su inteligente realizador al presentar viñetas y pequeñas
anécdotas con algunos personajes repitiéndose o apareciendo entre ellas. El
subtítulo es “tercera parte de la trilogía acerca de ser un ser humano”. La
primera secuencia de la película presenta a una paloma disecada que se
encuentra sobre la rama de un ficticio árbol en lo que sería un museo natural.
Un hombre la mira, pero ella está un poco más arriba, por lo que puede verlo y
reflexionar. Es una cinta plena de humor y de absurdos, aunque muy al estilo
sueco. No es la gracejada exagerada mexicana o la muy explicada norteamericana. Una
maestra de flamenco ilustra un paso que siguen sus estudiantes, entre ellos un
joven apuesto. La mujer le ajusta sus brazos pero empieza a tocarle los brazos,
el pecho, ante la seriedad solemne del muchacho.
No todas las viñetas tienen subtítulos
pero al inicio vienen tres “encuentros con la muerte” donde, por ejemplo, un hombre sufre un
infarto en el restaurante de un crucero y muere aunque antes había ordenado y
pagado una ensalada de camarones y una cerveza: al declararlo muerto, la mesera
pregunta a otros comensales si alguien quiere ese platillo porque es gratis;
parece tonto y ridículo, pero en el fondo contiene una gran ironía ya que uno de los hombres pide, al menos, la cerveza. De todas
maneras, la película tiene dos personajes que son el hilo conductor entre
tantos discursos visuales: Jonathan y Sam son socios que venden solamente tres
productos para bromas: unos dientes de vampiro (cortos y largos), una bolsa que
al apretarla suelta risotadas y la novedad: la máscara de un tipo que solamente
tiene un diente. Ellos sufren, pelean, filosofan acerca del uso del hombre por el hombre.
La película, rodada en estudio,
mantiene distancia ante sus personajes y suceden muchas cosas al mismo tiempo:
un piloto mira al ventanal de un restaurante donde se encuentran la maestra y
el alumno ya mencionados anteriormente. El hombre habla por su celular y es la
anécdota que importa, pero como espectadores conectamos la continuidad de la
otra pequeña trama. Las tomas alejadas obligan a revisar el cuadro completo en
pantalla: todo importa y tiene sentido. El estatismo en general (aunque sí hay
movimientos internos) resalta, así como el maquillaje de sus actores.
El propio realizador comenta en alguna
entrevista que consigue a sus personajes con actores no profesionales. Explota
sus características físicas y nombra a Fellini como una de sus influencias
aunque sin llegar a los extremos del maestro italiano. Por otro lado, su
sentido del humor que es contenido y frío, proviene de su admiración hacia las
primeras cintas checas de Milos Forman (Los amores de una rubia, Pedro el
negro) o Jiri Menzel (Trenes rigurosamente vigilados o Verano caprichoso)
que hablaban de cuestiones simples, extrayendo toda la gracia posible de las
mismas, acordes con el estilo nacional y la época.
No obstante, hay unas viñetas que
impactan por su crudeza: un grupo de esclavos son introducidos en un cilindro
rotatorio con bocinas, al cual se le prende fuego para que los gritos de dolor
se tornen en música: una metáfora acerca de la forman en que los privilegiados
clasemedieros (o aristócratas, más bien), consiguen placer sin pensar en los sacrificios
de quienes menos tienen. En otro momento, un laboratorio tiene prisionero a un
mono que sufre y gime mientras la científica habla nimiedades por teléfono. Y
finalmente, la crítica histórica ya que de repente, en época actual, aparecen
militares de la caballería sueca del siglo XVIII al hablar de un mal gobernante,
o se traslada a 1943 para distinguir la necesidad de gratificación humana ante
el horror de la guerra.
Así que esta paloma tiene mucho que
reflexionar al observar al ser humano con todos sus defectos (aunque también
algunas cualidades: la inocencia de unas niñas que producen pompas de jabón).
La inteligente película es muy entretenida pero dentro de su juego nos está diseccionando
puntualmente, con cortes sutiles y múltiples para responder a la gran obsesión de su director: ¿cómo es el ser humano? Se ganó el León de Oro en Venecia
con toda justeza.
Roy Andersson (1943)