lunes, 1 de febrero de 2016

¿CÓMO ES EL SER HUMANO?


UNA PALOMA REFLEXIONA SOBRE LA EXISTENCIA
DESDE LA RAMA DE UN ÁRBOL
(En duva satt på en gren och funderade på tillvaron)
Suecia-Noruega-Dinamarca-Alemania-Francia, 2014.
Dir. Roy Andersson.

 


         Esta singular película se mantiene fiel al estilo de su inteligente realizador al presentar viñetas y pequeñas anécdotas con algunos personajes repitiéndose o apareciendo entre ellas. El subtítulo es “tercera parte de la trilogía acerca de ser un ser humano”. La primera secuencia de la película presenta a una paloma disecada que se encuentra sobre la rama de un ficticio árbol en lo que sería un museo natural. Un hombre la mira, pero ella está un poco más arriba, por lo que puede verlo y reflexionar. Es una cinta plena de humor y de absurdos, aunque muy al estilo sueco. No es la gracejada exagerada mexicana o la muy explicada norteamericana. Una maestra de flamenco ilustra un paso que siguen sus estudiantes, entre ellos un joven apuesto. La mujer le ajusta sus brazos pero empieza a tocarle los brazos, el pecho, ante la seriedad solemne del muchacho.



         No todas las viñetas tienen subtítulos pero al inicio vienen tres “encuentros con la muerte” donde, por ejemplo, un hombre sufre un infarto en el restaurante de un crucero y muere aunque antes había ordenado y pagado una ensalada de camarones y una cerveza: al declararlo muerto, la mesera pregunta a otros comensales si alguien quiere ese platillo porque es gratis; parece tonto y ridículo, pero en el fondo contiene una gran ironía ya que uno de los hombres pide, al menos, la cerveza. De todas maneras, la película tiene dos personajes que son el hilo conductor entre tantos discursos visuales: Jonathan y Sam son socios que venden solamente tres productos para bromas: unos dientes de vampiro (cortos y largos), una bolsa que al apretarla suelta risotadas y la novedad: la máscara de un tipo que solamente tiene un diente. Ellos sufren, pelean, filosofan acerca del uso del hombre por el hombre.



         La película, rodada en estudio, mantiene distancia ante sus personajes y suceden muchas cosas al mismo tiempo: un piloto mira al ventanal de un restaurante donde se encuentran la maestra y el alumno ya mencionados anteriormente. El hombre habla por su celular y es la anécdota que importa, pero como espectadores conectamos la continuidad de la otra pequeña trama. Las tomas alejadas obligan a revisar el cuadro completo en pantalla: todo importa y tiene sentido. El estatismo en general (aunque sí hay movimientos internos) resalta, así como el maquillaje de sus actores.



         El propio realizador comenta en alguna entrevista que consigue a sus personajes con actores no profesionales. Explota sus características físicas y nombra a Fellini como una de sus influencias aunque sin llegar a los extremos del maestro italiano. Por otro lado, su sentido del humor que es contenido y frío, proviene de su admiración hacia las primeras cintas checas de Milos Forman (Los amores de una rubia, Pedro el negro) o Jiri Menzel (Trenes rigurosamente vigilados o Verano caprichoso) que hablaban de cuestiones simples, extrayendo toda la gracia posible de las mismas, acordes con el estilo nacional y la época.



         No obstante, hay unas viñetas que impactan por su crudeza: un grupo de esclavos son introducidos en un cilindro rotatorio con bocinas, al cual se le prende fuego para que los gritos de dolor se tornen en música: una metáfora acerca de la forman en que los privilegiados clasemedieros (o aristócratas, más bien), consiguen placer sin pensar en los sacrificios de quienes menos tienen. En otro momento, un laboratorio tiene prisionero a un mono que sufre y gime mientras la científica habla nimiedades por teléfono. Y finalmente, la crítica histórica ya que de repente, en época actual, aparecen militares de la caballería sueca del siglo XVIII al hablar de un mal gobernante, o se traslada a 1943 para distinguir la necesidad de gratificación humana ante el horror de la guerra.



         Así que esta paloma tiene mucho que reflexionar al observar al ser humano con todos sus defectos (aunque también algunas cualidades: la inocencia de unas niñas que producen pompas de jabón). La inteligente película es muy entretenida pero dentro de su juego nos está diseccionando puntualmente, con cortes sutiles y múltiples para responder a la gran obsesión de su director: ¿cómo es el ser humano? Se ganó el León de Oro en Venecia con toda justeza.

Roy Andersson (1943)