DIOSES
DE EGIPTO
(Gods
of Egypt)
2016.
Dir. Alex Proyas.
El Rey - Dios Osiris (Bryan Brown)
va a heredar su trono al hijo perezoso y hedonista Horus (Nikolaj Coster-Waldau)
pero antes de que suceda, llega su hermano Set (Gerard Butler) quien lo desafía
y asesina, además de dejar ciego a su sobrino. Pasa el tiempo y el pueblo de
mortales se ha convertido en lugar de esclavos. Uno de ellos, Bek (Brenton
Thwaites), hábil ladrón, visita a su novia Zaya (Courtney Eaton) quien es
sirvienta del arquitecto Urshu (Rufus Sewell), por lo que se entera de los
planos del almacén donde Set guarda todos los tesoros que hurta de otros
lugares, además de tener los ojos de Horus. Beck se lanza a rescatarlos, aunque
consigue solamente uno. Al ser descubiertos y escapar, Zaya es alcanzada por
una flecha que la mata y la manda al lugar de los muertos. Beck busca a Horus a
quien le devuelve la vista parcial a cambio de lograr la resurrección de su
amada. Juntos iniciarán toda una serie de aventuras.
Con gran sentido del humor y
variantes posmodernas de la mitología egipcia (a la cual se ha recurrido para
no caer en divagaciones) estamos ante un espectáculo de acción y fantasía.
Viene a complementar el uso de personajes imaginarios o reales ya conocidos
(Sherlock Holmes, Edgar Allan Poe, Abraham Lincoln) para someterlos a una trama
que los incluye en otros ámbitos de la ficción. La película utiliza efectos
especiales sin caer en la sofisticación, solamente en la abundancia. Hay toda
una serie de enfrentamientos, transformaciones de los Dioses en los seres que
simbolizan, para dar un panorama del mítico territorio en que se mueven estas
representaciones de un pasado que desea explicarse por la metáfora o el cuento
(ya sea creado como el mundo de “El señor de los anillos” o venerado como “El
viejo testamento”).
La cinta divierte con ese par de
amantes juveniles que son separados por la vida y la muerte, como trama
paralela del mito de Orfeo. La Diosa de la Belleza es tan vulnerable que
utiliza un amuleto para no ser arrebatada por el Más Allá y es tal su
naturaleza que fue amante del Dios enajenado de su reino, como ahora del
soberano poderoso: no es tanto la infidelidad como su destino natural del amor
y el placer. Los Dioses son mucho más altos que los mortales marcando así una
verdadera división clasista y necesaria. La cinta viene a narrar una
perspectiva del mundo actual: es tanta la ambición del ser intoxicado de poder,
que no le importa llegar al Caos con tal de lograr sus fines personales: claro
ejemplo de nuestro mundo destruido ecológicamente aunque las riquezas no puedan
detener huracanes o el definitivo fin del planeta. Un discurso subliminal que,
por desgracia, no se convierte en emblema. La película viene a ser a nivel de
mitología egipcia, lo que Hollywood intentó con la griega en Furia de titanes.
El maestro Alex Proyas, nacido en Egipto de padres griegos pero emigrado a
Australia desde pequeño, se ha distinguido anteriormente por Yo, Robot (2004) o Presagio (2009), aunque la cinta, ahora de culto, que le abrió las
puertas del reconocimiento mundial fue El
cuervo (1994) con el malogrado Brandon Lee. Su sentido visual y su
espléndida imaginación se notan en esta película: el Dios de la Sabiduría Thot
(Chadwick Boseman) se encuentra rodeado por infinidad de réplicas de sí mismo
para ir complementando todo el conocimiento del mundo, ayudándose consigo. La
Diosa Neftis vuela majestuosamente con unas alas impresionantes. Ra (Geoffrey
Rush) es la imagen del Sol, el gran Dios que lucha contra la amenaza del Caos y
su persona se envuelve en llamas y vive en una especie de nave en las alturas
del cielo. Habría que destacar la visualización del mundo de los muertos, antes
del paso al Más Allá. En esta cinta se utilizó por primera vez un nuevo lente
de Panavision para formato digital que permitió las imágenes de diferencias de
estaturas entre los actores.
Y el reparto es magnífico, aunque
contrastando entre los derivados del cine o quienes aparecen en series exitosas
por televisión: el danés Coster-Waldau (popular por Juego de tronos), el imponente Gerard Butler en otro rol guerrero
que tanta fama le ganó en el pasado, o el joven Thwaites dado a conocer por Oculus. Y entre las mujeres Elodie Yung (conocida
por la serie de Netflix Daredevil) o
la joven amada Courtney Eaton que antes apareció solamente en la reciente Mad Max.
Leo comentarios en periódicos y
sitios web de la crítica desilustrada (por su falta de referencias y su
complacencia fácil) o la crítica Xerox (por su copia natural de lo que dicen
los noteros gringos para quienes éxito equivale a taquilla) o la crítica
improvisada (porque les llegó el espacio por casualidades y no por méritos) y
se confirman los motivos por los cuales hay divorcio entre lectores y
“críticos”. No deje de ver una película que le va a divertir y dejar un sentimiento de respiro ante las amenazas del fin de mundo que vivimos constantemente por estos tiempos.