EL HIJO DE SAÚL
(Saul Fai / Son of Saul)Hungría - Israel, 2015. Dir. László Nemes.
Saúl
(Géza Röhrig, excelente) es un sonderkommando
en Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Es una de varias personas que
se dedican a llevar a las futuras víctimas judías a las cámaras de gases.
Primero les despojan de sus ropas, ya desnudos los meten al espacio donde se
suministra un gas venenoso. Ya muertos, hay que sacar los cuerpos a la
cremación, limpiar el lugar, revisar las ropas para buscar objetos de valor.
Saúl es también judío, pero este trabajo le permite ganar tiempo. Cierto día,
un jovencito sobrevive pero el médico lo asfixia. Saúl le ruega que le entregue
el cuerpo porque es su hijo. Una fantasía que se ha creado para volver a
humanizarse.
Saúl sufre humillación y vejaciones
La
película es claustrofóbica y oscura. Sobre todo porque ha utilizado el formato
clásico del cine que se usaba en sus inicios (1,33:1) pero además porque las
tomas en su mayoría se resuelven como acercamientos al rostro de Saúl (close up) haciendo que el entorno se
perciba borroso. Toda la atrocidad del asesinato de víctimas simplemente se
sugiere porque el espectador mira cuerpos difusos, escucha gritos, nota los
rostros de los personajes y todo lo demás está fuera de foco. Eso hace que la
cinta sea pesada para el espectador visualmente aunque como discurso sobre la
injusticia del hombre hacia el hombre se torne impecable y repetitiva.
El hombre busca desesperadamente
a un rabino para enterrar a "su hijo"
Saúl busca a un rabino para el ritual
apropiado. Defiende el derecho de enterrar a “su hijo” hasta exponiendo su
propia vida. El actor es excepcional, aunque la cinta provoque sentimientos
diversos. En la función que me tocó ver estábamos apenas cinco o seis personas.
Una pareja de mediana edad se salió a la hora de proyección. Uno recibía los
golpes de esa terrible realidad y se horrorizaba ante los extremos que pueden
alcanzar la crueldad y la pusilanimidad. Al haber ganado el Óscar como mejor
película extranjera la había rodeado de suspicacias. A estas alturas de la
historia, ya se nota como autocomplacencia y morbo seguir insistiendo en los
terrores del pueblo judío y la maldad de los alemanes, pero… ha sido la misma sociedad
judía que la ha cofinanciado quizás con el afán de mantener otra de sus
tradiciones. Bajo su riesgo.
Un excelente actor cuyo rostro aparece
en acercamiento un 90% de la película
¿Será el comienzo del fin para László Nemes?