CAMINO A MARTE
2017. Dir.
Humberto Hinojosa.
Emilia
(la interesante Tessa Ia, de Después de Lucía) es enferma terminal que se
encuentra en un sanatorio. Se ha puesto de acuerdo con su mejor amiga Violeta
(Camila Sodi) para escapar del lugar e irse hasta Balandra, una playa en La
Paz, Baja California, aunque existe la advertencia de la inminente llegada de
una tormenta tropical llamada “Mark”. En el camino se encuentran a un
desconocido que se comporta de manera extraña y sufre los golpes del encargado
de una tienda de conveniencia. Las mujeres lo salvan del ataque y lo llevan
consigo. El hombre (Luis Gerardo Méndez interpretando a Luis Gerardo Méndez,
como siempre) les cuenta que viene de otro planeta con la misión de destruir a
la tierra porque los hombres la han desperdiciado.
Cuarto
largometraje de un realizador cuyas tramas inician con cierto interés pero
paulatinamente van perdiendo impacto dando lugar a cintas insoportables (Oveja negra, I hate love, Paraíso perdido):
en este caso, una falta de ritmo narrativo, una situación forzada que no es
aceptada por el espectador (la posesión de un cuerpo humano por un
extraterrestre) y la sensación de nula pertenencia entre las intérpretes femeninas
terminan aniquilando lo que deviene difuso. ¿Para qué sirve esta trama? Uno no determina
si el escritor Jerónimo perdió la razón ante sus exitosas novelas de ciencia
ficción o si la metáfora de posesión sirve para denunciar su odio ante el mundo
imperfecto que le rodea. Su cercanía accidental con este par de mujeres opuestas
(una es la frivolidad en libertad, la otra es la muerte cercana) le permitirá
cambiar su manera de pensar ¿Será?
Uno
desearía estar viendo la película en un reproductor de Blu-ray para poder
adelantarla: a pesar de durar 90 minutos se siente mucho más larga. El misterio
que se debate entre lo posible e imposible por pistas raras: Mark puede
permanecer sumergido en agua por mucho tiempo pero puede hacer el amor cuando
ha expresado que en su planeta ya no es necesario el sexo (por lo que no podría
excitarse como ser humano) simplemente confunden. Y así se van sucediendo situaciones que
solamente desvían la atención, producen tedio, y si acaso el tal Mark fuera
extraterrestre, deseamos con ansia gritarle “E.T. Go home!”.