UNA BELLA LUZ INTERIOR
(Un beau soleil intérieur)
2017. Dir. Claire Denis.
Isabelle
(Juliette Binoche, luminosa) es pintora, divorciada, madre de una niña. Al
inicio de la cinta la vemos desnuda, sobre la cama, mientras sostiene
relaciones sexuales con su amante Vincent (Xavier Beauvois). Nos enteramos que el
hombre es banquero y está casado, se sincera con ella afirmando que nunca se
divorciará de su esposa porque es extraordinaria, y se nota que solamente la
está utilizando. Isabelle pasará de amorío en amorío porque está buscando al
hombre ideal, porque piensa que son adecuados en su momento para terminar
reflexionando que no le satisfacen, no son perfectos, no son lo que ella desea.
Isabelle
es una mujer inestable emocionalmente debido a su obsesión: a pesar de los fracasos sigue en su
incesante pesquisa romántica. Narra sus aventuras amorosas, escucha comentarios
o juicios de sus conocidos y permite ser influenciada para luego reclamar a sus
hombres lo que ahora trae en la cabeza. Isabelle vive de la quimera erótica:
este hombre en turno es quien la rescatará de la desilusión para luego vivirla e
incrementarla. Llega al grado de mantener relaciones con su exmarido quien
también parece haber superado su divorcio y también, para no variar, utilizarla.
Una luminosa Juliette Binoche
a la cual sigue la cámara
con adoración...
La cinta
es una comedia en el sentido más abstracto del término: comedia humana, comedia
de sentimientos, personaje obsesionado donde la tragedia se torna humorística
porque la vida golpea y la sonrisa surge debido a la mordacidad de los hechos
en que habita Isabelle. La realizadora Denis, se distingue por las elipsis
narrativas: en este caso la película se construye a partir de pequeños momentos
que es otra característica en su cine. Logra equilibrar el humor con la
tristeza de una mujer que está en busca del verdadero amor, algo que puede
intuirse inalcanzable. Es la agonía amorosa de una mujer quien se emociona ante
bellas palabras que le animan a tener una esperanza y luego, según el
resultado, encontrar otras que la defrauden o decepcionen. Una película muy
dialogada, impecablemente fotografiada, con la presencia mágica de la Binoche, siempre en pantalla.
La
cinta termina con un “bloque narrativo” como lo considera la directora (a quien
le debemos obras soberbias como Buen trabajo, 35 tragos de ron o Una mujer
en África) donde un clarividente (Gérard Depardieu, nada menos) empieza a animar,
con segundas intenciones, a la ya desesperada Isabelle que ha llegado a
extremos para su búsqueda frenética pero inútil. Esto es lo que nos establece
una mente clara e inteligente para hablarnos de la condición humana por medio
de una mujer rodeada de hombres imperfectos. No es una película de acción, sino
de ideas. No es una comedia de carcajada sino de humor vivo, lúcido, despejado,
ingenioso, donde la palabra tiene posición privilegiada.
La inteligente Claire Denis