domingo, 31 de diciembre de 2017

VACÍO FANTASMAL


HISTORIA DE FANTASMAS

(A Ghost Story)

2017. Dir. David Lowery.






         Una pareja está a punto de mudarse de su casa. Cierta noche escucha un ruido en el piano. No hay nada. Luego, el marido aparece muerto sobre el volante de su auto al haber tenido un accidente. La esposa va a verlo a la morgue y al irse, el hombre se levanta bajo la sábana que lo cubría. Vaga por los pasillos, se niega a cruzar una puerta de luz que se le aparece enfrente, luego lo vemos encaminándose a la casa donde vivió. A partir de este instante, permanece en el lugar mientras pasa el tiempo, cambian los dueños, se demuele la casa, se construye un edificio…



         Con mínimo diálogo y tomas largas, estamos ante una cinta que debió haberse traducido como Historia de un fantasma ya que es en el cual se centra la cinta. El chiste visual es presentar al espíritu como se ha hecho convencionalmente o de la manera en que la gente se disfraza para aparentar un fantasma: una sábana con agujeros donde irían los ojos. Es la única chispa humorística en una cinta que ¿desea? mostrar la idea del dolor, de la espera, de la consumación amorosa, de la pasión por aquello ya lejano, pero con interés visual más que de contenido: un amoroso fantasma que se mantiene pasivo. 



         Hay un momento en que el fantasma mira por la ventana y se da cuenta que en la casa de enfrente hay otro fantasma que a su vez lo está viendo. Se comunican mentalmente. Es un fantasma femenino ya que la sábana es floreada. Le dice que espera a alguien pero ya no le recuerda. A diferencia de “ella”, nuestro fantasma busca reencontrarse con quien fuera su esposa, la cual dejó, antes de mudarse, una pequeña hoja de papel con algo escrito entre la rendija de un marco de puerta de madera y luego la selló: ahí, quizás está la respuesta que busca el fantasma: el mensaje final.



         La cinta tiene entonces, cuando ya no hay casa, solamente un alto edificio de oficinas en su lugar, una salida cíclica (e incomprensible: el fantasma se tira de cabeza) lo que permitirá el ¿retroceso? en el tiempo para irse a los tiempos de pioneros (ya que hay unos cuerpos muertos por flechas), viajar inmediatamente hacia adelante hasta llegar al punto inicial de la película.

         En toda ella no existen pistas para entender a los personajes, no sucede nada interesante (ni siquiera uno de los habitantes de la casa que se echa toda una desordenada perorata sobre la historia de la humanidad y la existencia de Dios), se termina en el regodeo ¿estético? por lo estático (una larga toma, desesperante, muestra a la viuda mientras engulle un pastel hasta que va al baño a vomitarse) y solamente se justifica ese ruido que se escuchó al principio.



         Debido a esa vuelta al origen, el fantasma ahora mira al fantasma que fue, mirando por la ventana, y ante este remolino de tiempos, etapas, confusiones, frialdades y galimatías, uno agradece que sea una película de 90 minutos.