sábado, 13 de enero de 2018

JUSTICIA TERRENA


EN LA PENUMBRA

(Aus dem nichts)

2017. Dir. Fatih Akin





           
         Un prólogo nos muestra al narcotraficante turco Nuri (Numan Acar) saliendo hacia otra ubicación dentro del presidio para casarse con Katja (Diane Kruger, impactante). Luego ha pasado el tiempo y Katja lleva a su pequeño hijo Rocco a la oficina de su padre, ahora el reformado Nuri como asesor legal y traductor para personas. Katja se va con una amiga a tomar un baño de vapor. Al retornar, la calle donde se encuentra la oficina está acordonada: ha explotado una bomba y las víctimas son precisamente Nuri y Rocco. Katja cae en el dolor absoluto. Recuerda a una mujer que había estacionado su bicicleta con compartimiento frente a la oficina de su marido. Sin que haya captura de alguien, desolada, escuchando acusaciones contra su propio marido, decide matarse abriéndose las venas pero antes de caer en la inconsciencia, escucha un mensaje telefónico: han atrapado a los neonazis sospechosos (una pareja). Katja se recuperay asiste al juicio. Hasta aquí le cuento.





         Basándose en hechos que ocurrieron en Alemania en la primera década del siglo XXI, Akin y su coguionista Hark Bohm crean esta historia acerca de una mujer alemana que se casa con un delincuente turco quien luego se tornará en ejemplar modelo de prisionero reformado al cursar una carrera y luego establecerse profesionalmente. Sin embargo, en esos tiempos la extrema derecha se impuso y se tuvieron múltiples agresiones contra quienes no eran de raza alemana por grupos neonazis, admiradores de la filosofía hitleriana. La pérdida de Katja es feroz: sus amores de vida. El procedimiento fue cruel. La cinta nos mete al juicio donde Katja escucha la descripción del proceso de destrucción del cuerpo del niño que resulta muy desagradable para el espectador: situación que se buscó desde el guion y ejecución del mismo. El abogado defensor de los neonazis se convierte en ser repulsivo debido a su pasión por negar cosas evidentes e insinuar actos impensables en los fallecidos.





   
         La cinta va tomando giros que llegan a una solución satisfactoria: si la justicia de los hombres no es perfecta ni siquiera compasiva, debe haber otra manera de tenerla en la tierra. Katja no tiene nada que perder desde el momento en que su decisión suicida simplemente la iba a borrar del planeta, ¿por qué mejor no hacerlo en conjunto y castigar a los seres destructivos de este mundo? Y debe reconocerse la interpretación de la actriz Kruger quien se llevó el premio de mejor actriz en Cannes (muy acertado en 2017) porque produce emociones y despierta sentimientos en el espectador. Akin es un realizador que nos habla de cuestiones sociales, sobre todo referidas con personas de otras culturas que inciden en la occidental. Aquí no es excepción. Sí, la cinta es una muestra de la injusticia por el dolor ajeno y deviene otra adición al género de acción y venganza. No obstante, hay un punto de vista, la reflexión, el contraste del tiempo feliz (efímero usualmente) que pasamos en este mundo al lado de los nuestros, con el tiempo posterior de la desdicha y el duelo; el mar que fue testigo del amor y las delicias familiares se transforma en otro declarante: la justicia y el sacrificio por obtenerla. Una película imperdible.

El realizador Akin con sus actores

Diane Kruger: mejor actriz en Cannes