TODO LO DEMÁS
2016. Dir. Natalia Almada.
Flor
(Adriana Barraza, muy discreta, sosteniendo toda la película por sí sola) es
una burócrata que siempre sigue las reglas: si las personas que acuden para un
trámite no traen algún papel en regla, o han utilizado tinta negra en lugar de
azul, o alguna firma no coincide, les rechaza pero aguanta los reclamos sin
ninguna reacción de su parte. Su vida cotidiana es rutinaria. Lleva más de tres
décadas como personaje invisible, aquél al cual nos acercamos porque no nos
queda de otra para cumplir con algún requisito oficial pero una vez salidos de
sus dominios, los olvidamos con alegría.
La
cinta nos muestra a una persona solitaria a la cual no le importa que llegue la
muerte (hay una secuencia importante cuando inicia un terremoto, toda la gente
grita y sale de la oficina, mientras Flor permanece en su sitio. También toma
conciencia de que le rodea la extinción: su gata muere, la toma y abraza
mientras la lleva a tirar a la basura. Y luego están los enlistados diarios:
los nombres de las personas que pasaron por su escritorio.
Tranquila
pero enigmática. Una pasión contenida que jamás se desborda. Asistimos a una
existencia que se repite sin mayor trascendencia, aunque el mundo a su alrededor continua
(un tragafuegos que asalta, un cabaret con música tropical) al cual nunca se
acerca ni tampoco interactúa… Es el tipo de película con secuencias largas y
simples pero que transmiten una acción interior bastante intensa. Es un retrato de mujer a la cual la vida dejó atrás.
La ópera prima de ficción de su realizadora,
Natalia Almada