NUEVA YORK SIN SALIDA
(21 Bridges)
2019. Dir. Brian Kirk.
Una noche, Michael (Stephan James, estupendo) y Ray (Taylor Kitsch), ladrones, se introducen a un restaurante para robar 30 ladrillos de cocaína: se encuentran 300. En ese momento llega tranquilamente cierta cantidad de policías con los cuales se inicia un enfrentamiento que tiene resultados sangrientos al matar Ray, el violento de los dos, a 8 policías. El caso se asigna a André Davis (Chadwick Boseman), detective que comienza a investigarlo junto con una mujer policía, Frankie (Sienna Miller), la cual se le ha impuesto por parte del capitán McKenna (J.K. Simmons), jefe del precinto del cual procedían las víctimas. André solicita que Manhattan sea aislada por completo durante cinco horas para evitar que los maleantes escapen: así, se cierran puentes, se bloquean salidas de trenes, autobuses y túneles, para lograr su captura. A partir de alternancia entre las acciones policiacas que van despejando las sospechas del detective sobre la turbiedad de los hechos, y los movimientos de Michael y Ray para colocar la droga, conseguir dinero y lavarlo, se va desarrollando la acción de la película.
Chadwick Boseman y Sienna Miller
Un tema que ya ha sido tratado
magistralmente desde personajes reales (Serpico, El príncipe de la
ciudad) o desde la ficción (Los infiltrados, Día de entrenamiento),
entre muchos títulos, llega nuevamente este acercamiento hacia la corrupción
policiaca. Una cinta dinámica e inteligente en cuanto propone la lucha de
quienes han mantenido sus valores o han sido producto de la violencia, contra
aquellos que prefieren un cómodo posicionamiento en la inmoralidad. El
personaje de André perdió a su padre, también policía, como víctima de esa
lucha: se le conoce cuando tiene apenas 13 años y está en el servicio religioso
donde se alaba la actuación de la autoridad caída en el cumplimiento del deber.
Pasan 19 años y ya ha seguido los pasos de su progenitor, aunque cuestionándosele,
por parte de Asuntos Internos, el hecho de que ha disparado en ocasiones contra
sospechosos, con la duda de haberles dado oportunidad de respuesta. La cinta se
encargará de disipar cualquier duda acerca de la calidad moral y la integridad personal
del detective.
El extraordinario Stephan James,
como el atormentado Michael.
Filmada brillantemente, con excelente
sentido del cine (movimiento, foto, edición), la cinta nos presentará a
personajes redondos cuyos actos les irán explicando. La pareja de maleantes es
completamente opuesta, aunque trae antecedentes distinguidos durante su
intervención en la guerra de Afganistán, mezclados con rencores personales: de
ahí el contraste entre un violento Ray y un prudente, todavía consciente de ciertos
límites de respeto por parte de Michael. Frankie es una madre preocupada por
subsistir dentro de un oficio peligroso. El equilibrio entre narración alterna y
sugerente con un reparto capaz, muy talentoso, que da a entender lo que irá a
suceder (aunque con ciertas sorpresas al desenlace), la película atrapa y no da
tregua.
El realizador irlandés Brian Kirk,
quien se destacó por su dirección de episodios
en series exitosas como "Juego de tronos"
o "Penny Dreadful", por mencionar un par.
Ahora nos ofrece un brillante largometraje.