THOR:
RAGNAROK
2017. Dir.
Taika Waititi.
Thor
es prisionero del demonio Sutur quien, acorde por una profecía, destruirá el reino
de Asgard. Thor logra escapar, enfrentarlo, robarle su corona (que le da poder)
y enterarse que su padre ya no se encuentra reinando. Al retornar a Asgard, se
da cuenta que su hermano Loki (Tom Hiddleston) se está haciendo pasar por el padre, por lo que
Thor lo lleva hacia la Tierra donde el Dr. Strange le hará saber el paradero
del rey (Anthony Hopkins). Éste les confiesa que pronto llegará su
primogénita (de la cual los hermanos no sabían nada), Hela, diosa de la muerte (Cate Blanchett),
quien se volverá más poderosa mientras se encuentre en su planeta. Un
enfrentamiento hará que Thor y Loki lleguen a otro lugar donde el primero será
esclavizado para pelear, como antiguo gladiador contra, nada menos que, Hulk (Mark Ruffalo).
No
hay ninguna novedad en estos cuentos morales. El género de superhéroes consiste
en la eterna lucha de buenos contra malos, de prevenir desgracias y salvar
mundos. Los efectos visuales (sobre todo en Imax y tercera dimensión) son espectaculares.
Uno se asombra de tanta destrucción que aparece tan real como si hubiera sido
filmada directamente. Luego de la última cinta con el personaje de Thor (Thor: el mundo oscuro, 2013) que tuvo
éxito pero no tenía las sorpresas de la original, llega esta deliciosa secuela
con humor y carisma: muchos héroes que interactúan para darle sentido a la franquicia
del “Universo Marvel” que a estas alturas puede darse el lujo de jugar como desee
con sus habitantes.
Thor
(un Chris Hemsworth seductor, divertido y carismático, como lo demostró en sus
actuaciones en el programa Saturday Night
Live, así como en su rol secundario de Cazafantasmas)
se muestra vulnerable, y a pesar de perder su martillo, su larga cabellera,
algo más adelante, se entera que su poderío se encuentra dentro de él, como
vieja convención del género, lo mismo que la tenacidad da resultados, que no
hay enfrentamiento sin enseñanza ni ventaja, y que, subrayando la fantasía, el
bien siempre triunfa (contra lo que la realidad nos asevera cada día: vayan a
ver Vuelven).
Lo
más importante y rescatable de esta entretenidísima cinta es su equilibrio
narrativo: ocurren diversas situaciones en diferentes espacios sin que la
película se sienta falta de ritmo y son estos paralelos los que mantienen el
interés del espectador. E insisto en el tono humorístico que le impartió el
buen realizador neozelandés Waititi (vean por Netflix su película Entrevista con algunos vampiros que es
hilarante) porque todos los personajes son divertidos y sus reacciones tan
inesperadas como graciosas (fíjense en la secuencia con el Dr. Strange o denle
atención al pedregoso Korg, y simplemente con Jeff Goldblum como el dictador que torna gladiador a Thor).
Taika Waititi