sábado, 11 de noviembre de 2017

LA BALANZA DESEQUILIBRADA


ASESINATO EN EL EXPRESO ORIENTE

(Murder on the Orient Express)

2017. Dir. Kenneth Branagh.





         El mejor detective del mundo Hércules Poirot (Kenneth Branagh) viaja en el Expreso de Oriente que lo llevará de Estambul hasta Calais donde tomará unas vacaciones para seguir leyendo a su adorado Dickens. Entre los pasajeros de primera clase viaja un comerciante en antigüedades (Johnny Depp), con oscuro pasado, quien ha recibido varios anónimos amenazándolo de muerte. Busca a Poirot para ofrecerle empleo como su investigador privado a lo que el detective declina. Esa noche el tipo es asesinado. Al descarrilarse el tren y quedar varados antes de llegar a la siguiente parada yugoslava, Poirot inicia una interrogación hacia todos los pasajeros ya que hay un asesino entre ellos. De esta manera van revelándose conexiones entre todos y el tipo asesinado.


Un reparto estelar de nuevas estrellas
con el popular Johnny Depp como la víctima



         Una de las novelas más populares de la prolífica Agatha Christie, publicada en 1934, ha tenido cuatro adaptaciones en lo que va del siglo XXI y tiene como antecedente la cinta filmada por Sidney Lumet en 1974 con reparto multiestelar (Lauren Bacall, Ingrid Bergman quien se ganó el Óscar, Albert Finney, entre otros). En esta versión Branagh crea una visión muy particular de su detective Poirot sin dejar de lado la soberbia y la elegancia, además de una innegable inteligencia. Lo muestra nostálgico en la intimidad por un viejo amor para darle cierto sentido emocional ya que es un constante y frío intelectual ante la sociedad. No lo presenta tan viejo en edad y resulta lejano a la imagen descrita en los libros como un hombre menudo, de baja estatura, aunque sí permanece el bigotazo (en este caso muy estilizado).


En el reparto hay personalidades que van despuntando:
Marwan Kenzari (holandés de ascendencia oriental) en
el extremo izquierdo; Manuel García-Rulfo (actor tapatío
con carrera emergente en Hollywood) en el extremo derecho,
o el bailarín ruso Sergei Polunin, recostado a los pies
de Judi Dench, por ejemplo.



         Poirot procede a encontrar los lazos de unión entre los diferentes pasajeros del tren para encontrar al homicida. Su perspicacia le permite dilucidar las verdaderas identidades de cada personaje para atar cabos. Se parte del hecho que durante tres días, varias personas se reúnen por el azar en un microcosmos cerrado aunque en este caso, todas ellas tienen sus propios motivos. Branagh introduce el comentario racial (es 1934 cuando el tema se ha vuelto común) y así ha transformado a un médico en persona de raza negra y a un científico (aparente) lo torna en alemán con comentarios negativos hacia la raza judía, lo que brinda una visión moderna sobre nuestros días cuando cunde la supremacía blanca y el fomento del odio entre etnias.


Kenneth Branagh, distinguido actor
e imaginativo director



         Poirot, obsesionado por el equilibrio y la simetría (cada día mide el tamaño de los huevos duros que le dan por desayuno; al pisar excremento con un zapato, repite el hecho con el otro; a diversas personas les pide que enderecen el nudo de su corbata) tiene que aceptar que los platillos de la balanza de la justicia no están siempre en el mismo nivel. Inicialmente expresa que hay el bien y existe el mal sin medias tintas para luego conceder que, en realidad, están ambos y el grupo de pasajeros del lujoso tren. Es una manera práctica de establecer lo que nos rodea: existen matices grises porque no todo puede ser juzgado con extremos absolutos. Siempre estará la conciencia personal en nuestros actos. Ya dependerá de cada uno la expiación de la culpa o la plena satisfacción por lo cometido. Este desequilibrio moral en Poirot es la esencia de una trama excepcional.