YO SOY SIMÓN
(Love,
Simon)2018. Dir. Greg Berlanti.
Simón
(Nick Robinson) es un joven estudiante en su último año de preparatoria que está
consciente de su homosexualidad pero no se decide a declararla. Cuando un joven
anónimo, compañero de la misma escuela, confiesa su orientación sexual y sus
dudas personales, Simón le manda un mensaje, también anónimo, que le permite,
al menos, tener alguien con quien platicar e intercambiar ideas e inquietudes. Cuando un
compañero de Simón encuentra sus correos debido a un descuido de éste en la
computadora de la escuela, lo chantajea con publicarlas para conseguir que lo
conecte con una de las amigas de Simón. De esta manera, Simón se encuentra atrapado
en una situación difícil.
Basada
en una novela dirigida a público adolescente, no pueden negarse sus buenas
intenciones: dar a entender la necesidad de ser honestos consigo mismos, vivir
su sexualidad y vida de manera plena, alentar la aceptación social de otras orientaciones.
Los personajes son atractivos y pertenecen a clase social acomodada. Para Simón
las condiciones son muy convenientes: sus padres liberales y comprensivos
(aparte de bellos, en espléndida forma física), su hermana prácticamente
ejemplar, sus amigos multirraciales y plenos de cualidades.
La
película está diseñada para que el espectador se sienta a gusto y juega con los
estereotipos homosexuales (el alumno negro que ya se ha aceptado se viste
estrafalariamente, trae el pelo planchado y se defiende con el sarcasmo verbal;
hay una secuencia musical donde Simón imagina su liberación gay al llegar a la
universidad; los pocos besos son tímidos y se notan forzados); los posibles
compañeros que Simón intuye que pueda ser su corresponsal anónimo son
atractivos, cada uno en su físico particular; el personaje chantajista es
excesivo, informado, ridículo, por lo que es central para propiciar la
comicidad. El aspecto complaciente y libre de consecuencias extremas define a
una película cuyas intenciones de comprensión social se ahogan ante su vocación
como comedia juvenil para que no ahuyente ni al homófobo ni a las parejas
“normales”.