RAMPAGE:
DEVASTACIÓN
(Rampage)2018. Dir. Brad Peyton.
Versión
fílmica de un videojuego popular en los años ochenta donde tres monstruos se
dedicaban a destruir ciudades. Y eso sucede. Un prólogo nos muestra a una pobre
científica atrapada en una base espacial que está a punto de destrucción; la
tripulación está muerta y hay una rata gigantesca y amenazante o sea, la
provocadora de la tragedia. Desde la Tierra le exigen que traiga un material o
no le permitirán acceder a una cápsula de escape. Cuando finalmente lo logra,
escapando de la bestia, alcanza a entrar pero el monstruo daña el vidrio de la
nave. Al salir al espacio, la ventana se rompe, la mujer muere, pero las tres cápsulas
del extraño material caen en nuestro planeta en sendos y distintos lugares de Estados
Unidos. Una en un parque-safari en San Diego donde un gorila albino queda expuesto a
sus gases. En Wyoming, es un lobo, y en Florida, algo en el agua: luego
sabremos que es un cocodrilo. Los tres animales empiezan a crecer, gigantescos,
mortíferos, indestructibles. Le tocará a un guardián del lugar en San Diego,
Davis (el carismático Dwayne Johnson) junto con una científica en desgracia,
Kate (la imponente Naomie Harris), vivir toda una serie de aventuras para
tratar de deshacerse de las fieras. Más tarde sabremos que un par de hermanos,
empresarios, son los culpables de este material genético que han desarrollado
para utilizarlo como arma bélica.
La impactante Naomie Harris,
luego de ser Moneypenny en cintas de Bond
y salir en "Luz de luna"
La
película es tan inverosímil como espectacular, pero esa es la sustancia en que
se fundamenta este género de acción y aventura supeditado a extraordinarios
efectos digitales que, todavía se aprecian mejor con el IMAX y la tercera
dimensión. Al tomar como base un videojuego, entendemos lo superficial:
destrucción rampante y villanos detestables aunados a un grupo de feroces animales.
La relación amigable entre George, el gorila albino, al cual Davis rescató
desde pequeño, permanecerá como sentimiento indeleble que volverá a florecer
luego de la consecuencia de aspirar el infame material y dará lugar al mensaje
positivo de la amistad, la camaradería, la continuidad luego de la prometida
devastación del título.
Descendiente de "King Kong" en blanco,
con su equivalente carismático...
La
cinta es tan mala que resulta genial; tan absurda que se torna obra maestra del
género. Posee una secuencia maravillosa donde la villana recibe su merecido pero
que es tan extrema y cruel que asombra y hace que uno suelte la carcajada. Todo
es tan ingenuo que uno decide pasar feliz el rato, más que nada por la agilidad
narrativa, la acción que nunca se detiene, los excelentes personajes que cubren
el mayor rango maniqueo (buenos, buenos que parecen malos y otros extremadamente
malos). Malin Ackerman como villana, jamás pensaría que se tornaría en bocado-antídoto;
Joe Manganiello, con su brutal personalidad, es un patán que rápidamente pasa a
otro plano; Jeffrey Dean Morgan es otro actor con una simpatía inherente (se le
odia para amarlo de inmediato).
Dos villanos malos, muy malos...
Simpáticos: Johnson y Dean Morgan
El realizador
Peyton tuvo su primer gran éxito con Terremoto:
la falla de San Andrés (2015) que también califiqué como mala y en su
momento le dije a usted que: “sin embargo,
vamos a ver estas películas: sabemos lo que encontraremos y estamos conscientes
de que serán tiempos de distracción, tiempos perdidos, tiempos en donde dejamos
los miedos en la sala de cine…” hecho que se repite en esta cinta porque
viene a demostrar que un mal espectáculo, absurdo, risible, predecible e
impredecible, muy bien realizado y atractivo, puede provocar gran
entretenimiento y hacernos entrar en el ámbito de los sueños momentáneos. Y es
que en este caso, tanto el actor principal como el albino gorila se equilibran
entre sí por feos y carismáticos. Gran diversión: espléndida diversión.