sábado, 7 de abril de 2018

PODREDUMBRE NACIONAL


LA 4ª. COMPAÑÍA
2016. Dirs. Amir Galván Cervera
y Mitzi Vanessa Arreola.





         En el sexenio de López Portillo (1976 – 1982), cuando Arturo Durazo era el Jefe de Policía y Tránsito en el Distrito Federal, hubo un equipo de futbol americano conformado por presos de la penitenciaría de Santa Marta Acatitla. La película nos narra hechos de la vida real, con otros forzosamente ficticios por cuestiones dramáticas, a través de varios personajes que vivieron las terribles condiciones de encarcelamiento, sus privilegios por ser “perros” (como se llamaba el equipo de americano), los enjuagues sucios de las autoridades del penal comandados por el asqueroso Durazo y las terribles consecuencias luego de recuperar su libertad.





         Con una recreación impecable de época y atmósfera, además de la crudeza al interior de una cárcel donde convive la escoria con el inocente, el débil sometido ante el poderoso, la reinvención de las clases sociales debidas a otras características y recursos, la cinta nos ofrece, dentro de cierto contexto, la imagen que se vive siempre, hasta ahora, con mayor fuerza, del discurso vacío, populista, demagógico, externo, que cubre realidades y pinta paraísos donde hay infiernos, del sistema político en turno. Si en esos tiempos la verdad ya era falsa, de antemano, es inimaginable lo que el desarrollo tecnológico propicia en estos tiempos. La denuncia de la podredumbre detrás del poder es rampante y llega a provocar la ira y la náusea en el espectador.





         De esta manera vemos cómo los “perros eran soltados a la calle” para robar automóviles o atracar bancos, todo dentro de una conspiración y complicidad entre los superiores e inferiores guardianes de la ley. Se muestra cómo las órdenes de libertad eran también pretexto para asesinar a reos “difíciles”. Y en un alarde de singular disfraz irónic0, al General Durazo se le nombra como “Durazno” y a la madrina del juego de futbol americano solamente se le designa como “Olga”. Uno de los presos era, además, miembro de una célula revolucionaria que enviaba recursos al exterior aprovechando su condición privilegiada. Todos estos elementos complementan y dan sentido de lo que fue una década plena de corrupción, aparente abundancia y preámbulo de un declive económico fatal, sobre todo, del tipo “que defendería al peso como un perro”.





         Se nota un gran esfuerzo, en todos los aspectos técnicos y humanos, por parte de la producción, para ofrecer un artículo de calidad. Este es el gran cine mexicano contemporáneo que nos habla de la realidad nacional sin caer en la pesadez ni en el populismo. Es el gran ejemplo de lo que debería ser el apoyo federal para un producto digno. Un grupo de singulares actores (Adrián Ladrón, Hernán Mendoza, Gabino Rodríguez, entre otros) que llenan el tipo de quienes fueran personajes de la vida real (al final, en los créditos, aparecen las fotos de los presos originales con el actor que los interpretó). La cinta tuvo gran retraso para su estreno a pesar de haber ganado varios Arieles en la entrega pasada y, con todo, a pesar de su brillantez y potencial éxito taquillero, sale al público sin mayor publicidad ni interés por parte de los organismos cinematográficos o los medios de comunicación. Así está el país con "el peor sistema penitenciario del mundo (2016)".