SOPLADORA DE HOJAS
2015. Dir. Alejandro Iglesias Mendizábal.
Tres
amigos: Rubén (Alejandro Guerrero), Lucas (Fabrizio Santini) y Emilio
(Francisco Rueda), regresan de un partido de futbol, cruzan el parque para ir a
sus casas a bañarse y cambiarse porque tienen que atender el funeral de un
amigo que se estampó con su motocicleta. En el parque hay montones de hojas ya
que es el fin del otoño y Rubén reta a Lucas para que se tire sobre uno de
ellos (algo que siempre había querido hacer) apostando diez pesos que luego no
le paga. Al llegar a su casa, Lucas se da cuenta que no trae sus llaves y
piensa que las extravió al lanzarse sobre las hojas. Vuelve a verse con sus
amigos para intentar encontrarlas.
Alejandro Guerrero, Fabrizio Santini
y Francisco Rueda: talentosos actores
Presentada
en 9 capítulos, esta apabullante, divertidísima y cálida mezcla de comedia con
toques dramáticos nos habla del sentido de la amistad que se va cultivando
desde la niñez. Los tres amigos lo son en realidad y pasan por las diferentes
etapas de enojos, pleitos, risas, discusiones, bromas, pláticas eróticas
durante el transcurso de este día en que todo sucede. La gran cualidad de la
película es el perfecto reparto para su guion. Desde el principio los tres
actores atrapan por su naturalidad y gran histrionismo. Aparecen otros
personajes debido a las incursiones de los jóvenes en sus casas o por ir a
buscar una escoba o por la necesidad de un medicamento. El lenguaje es
coloquial y en todo momento se mantiene el tono casual, algunas groserías de
pronto, pero está el respeto básico y la burla usual: todo lo que esperamos en
una amistad. Son muchachitos recién salidos de la preparatoria.
Fuera
de su relación, nos enteramos de sus problemas o anhelos personales: Rubén
miente a sus padres ya que ha dejado la universidad sin avisarles; Emilio vive
obsesionado con una vecina a la cual desea, le roba correspondencia o prendas
para usarlas al masturbarse; Lucas es el más inocente pero tiene una novia que
lo domina, hecho que provoca la burla de los demás. Rubén también tiene los
naturales deseos sexuales (imagina seducir a la madre de Emilio) así como la
actitud rebelde ante unos padres complacientes con él. Son unas almas puras,
sin maldad con los instintos a flor de piel, pero en el fondo siguen siendo niños: Lucas
no quiere perder jamás y discute puerilmente, de hecho es su idea la sopladora
de hojas que tiene un amigo quien jamás le contesta el celular. En el funeral,
los tres meditan sobre el significado de la vida a través de acciones o simples
miradas. Son amigos del alma. Sus vidas tendrán que solucionarlas sin más recursos
como esa nunca conseguida sopladora: se tienen a ellos mismos. ¡Admirable!
Alejandro Iglesias Mendizábal