sábado, 10 de febrero de 2018

DE PRONTO, EL HÉROE


15:17 TREN A PARÍS

(The 15:17 to Paris)

2018. Dir. Clint Eastwood.





            Continuando con sus homenajes a los héroes contemporáneos de su país, el maestro Eastwood ahora nos recrea los acontecimientos que ocurrieron en un tren rápido que se dirigía de Amsterdam hacia París: un terrorista bien armado iba a producir una masacre que fue evitada  por tres jóvenes norteamericanos: dos soldados y un universitario que estaban de vacaciones. La cinta nos lleva a la infancia y años posteriores de entrenamiento militar o educativo de los tres jóvenes. No hay nada interesante o extraordinario que narrar: niños con problemas de atención, hijos de padres divorciados, con ánimos de seguir una carrera dentro de la milicia para servir a la patria.


Un ataque terrorista inspirado por ISIS:
era 2015



            Eastwood nos ofrece una visión de lo cotidiano. Nuestras existencias son rutinarias, simples, con las pequeñas o grandes satisfacciones que nos mueven a continuar en ellas. De pronto, irrumpe lo inesperado que ofrece otra dimensión. Se corporiza el concepto de heroísmo y se alcanza otro nivel interior (que se eleva por el reconocimiento externo: se adquiere otro estatus ante la sociedad: medallas y fama). Queda el gozo de haber servido a la humanidad. Tal como sucedía con el piloto Sully en Sully, hazaña en el Hudson (2016) ante la extrema toma de decisión o el soldado Chris Kyle en El francotirador (2014) ante la amenaza del enemigo, tenemos la responsabilidad del hombre con el hombre. En esta trilogía del ya octogenario Eastwood, el objetivo es salvar vidas ante un mundo que ha perdido rumbo y valores. De ahí que desee subrayar al héroe; más aún, al héroe norteamericano.


Los héroes interpretados por ellos mismos



            Eastwood, siempre conservador, ha establecido una galería de personajes que luchan por conseguir sus sueños y defender sus realidades. Toda una larga de títulos extraordinarios que no vale la pena repetir aquí, dentro de ficciones brutales (bueno, mencionemos a Golpes del destino o Gran Torino como referencias). Ahora se ha dejado llevar por la historia reciente, su mundo en guerra, los seres que han dejado atrás el egoísmo. Un cine esperanzador (aunque no faltará quien critique su discurso nacionalista como panfletario). Es lo que atrae de un realizador funcional: desde la acción logra que surjan emociones y pasiones. Es la gran cualidad de esta película que podría considerarse menor porque lo cotidiano resulta tedioso pero, de pronto, llega ese momento que cambia vidas y se torna ejemplar, inspirador: nos mueve y conmueve.

El 36° largometraje de ficción
de un gran maestro