15:17 TREN A PARÍS
(The 15:17 to Paris)
2018. Dir. Clint
Eastwood.
Continuando con sus homenajes a los
héroes contemporáneos de su país, el maestro Eastwood ahora nos recrea los
acontecimientos que ocurrieron en un tren rápido que se dirigía de Amsterdam
hacia París: un terrorista bien armado iba a producir una masacre que fue evitada
por tres jóvenes norteamericanos: dos
soldados y un universitario que estaban de vacaciones. La cinta nos lleva a la
infancia y años posteriores de entrenamiento militar o educativo de los tres
jóvenes. No hay nada interesante o extraordinario que narrar: niños con
problemas de atención, hijos de padres divorciados, con ánimos de seguir una
carrera dentro de la milicia para servir a la patria.
Un ataque terrorista inspirado por ISIS:
era 2015
Eastwood nos ofrece una visión de lo
cotidiano. Nuestras existencias son rutinarias, simples, con las pequeñas o
grandes satisfacciones que nos mueven a continuar en ellas. De pronto, irrumpe
lo inesperado que ofrece otra dimensión. Se corporiza el concepto de heroísmo y
se alcanza otro nivel interior (que se eleva por el reconocimiento externo: se
adquiere otro estatus ante la sociedad: medallas y fama). Queda el gozo de
haber servido a la humanidad. Tal como sucedía con el piloto Sully en Sully, hazaña en el Hudson (2016) ante la
extrema toma de decisión o el soldado Chris Kyle en El francotirador (2014) ante la amenaza del enemigo, tenemos la
responsabilidad del hombre con el hombre. En esta trilogía del ya octogenario
Eastwood, el objetivo es salvar vidas ante un mundo que ha perdido rumbo y
valores. De ahí que desee subrayar al héroe; más aún, al héroe norteamericano.
Los héroes interpretados por ellos mismos
Eastwood, siempre conservador, ha establecido
una galería de personajes que luchan por conseguir sus sueños y defender sus
realidades. Toda una larga de títulos extraordinarios que no vale la pena
repetir aquí, dentro de ficciones brutales (bueno, mencionemos a Golpes del destino o Gran Torino como referencias). Ahora se
ha dejado llevar por la historia reciente, su mundo en guerra, los seres que
han dejado atrás el egoísmo. Un cine esperanzador (aunque no faltará quien critique
su discurso nacionalista como panfletario). Es lo que atrae de un realizador
funcional: desde la acción logra que surjan emociones y pasiones. Es la gran
cualidad de esta película que podría considerarse menor porque lo cotidiano
resulta tedioso pero, de pronto, llega ese momento que cambia vidas y se torna
ejemplar, inspirador: nos mueve y conmueve.
El 36° largometraje de ficción
de un gran maestro