ROMAN J. ISRAEL, ESQ.: UN HOMBRE CON PRINCIPIOS
(Roman J. Israel, Esq.)
2017. Dir. Dan Gilroy.
Roman
J. Israel, Esq. (Denzel Washington, fenomenal) es un abogado que ha luchado por
la justicia y los derechos civiles desde que era joven en los años setenta. Ha
trabajado toda su vida en el bufete de un ejemplar maestro y activista quien,
al inicio de la cinta, sufre un infarto, luego entra en coma y muere. Por tal
motivo, Roman queda a la deriva cuando el bufete cierra por bancarrota. Otro
discípulo del fallecido, George Pierce (Colin Farrell, excelente), es quien se
encarga de liquidar el lugar y le ofrece empleo a Roman quien, primero lo
rechaza, hasta que la necesidad lo lleva a aceptarlo. George es una persona que
ha lucrado con su carrera, alejado de los ideales que Roman ha perseguido y
sido fiel toda su vida. Luego de cometer varios errores debidos a su
honestidad, su franqueza que en ocasiones ofende, y comparar su existencia con
la realidad actual del sistema legal, Roman se desvía del camino. Accede a una
situación que se sale del compromiso ético y moral para conseguir un dinero que
le permitirá adaptarse y disfrutar un tiempo de todo aquello que ha sacrificado
por seguir sus ideales. Llega una crisis de conciencia, un enfrentamiento con
su destino, una confrontación consigo mismo.
Las dos caras de la moneda legal:
luchar por los principios o lucrar
Segundo
largometraje como director de un guionista espléndido quien debutó en 2014 con
otra película que cuestionaba la ética personal (Primicia mortal) a través de un reportero sin escrúpulos que
llegaba a la conclusión de que “la sangre vendía noticias”. Ahora tenemos a un
hombre que ha vivido acorde con sus principios, que recuerda lo que fue el
activismo social en los años de su juventud que permitió el triunfo de los
derechos civiles, que siempre ha vivido bajo la ley moral pero quien, al morir
su guía espiritual y ejemplar, queda a la deriva. Todo lo que ese hombre
frenaba y conseguía (“creía en sus creencias”) le era desconocido en la
realidad al abogado que era mano derecha, intelectual magnánimo en su tema (de
memoria todo el código penal, lo que nos daría idea de cierto autismo). La
pérdida de casos, el fracaso que conlleva una víctima de su error, la grosera
actitud de los jóvenes que han olvidado su pasado de raza, vienen a ser golpes
para sus principios.
Roman va a platicar sobre derechos civiles
ante una comunidad que no comprende
sus ideales
Una
oportunidad que transgrede dichos principios y viola la rectitud de su
actuación le hace cruzar el puente hacia la vida que siempre ha sacrificado. Ya
no ser el hombre descuidado, con sobrepeso, peinado afro pasado de moda, saco
amplio y corbata demodé, con tributos a los héroes de su juventud (tiene carteles
con las imágenes de Bayard Rustin y Ángela Davis), aparte de haber escogido una
vida dedicada a su profesión más que a una familia (porque ambas no eran
compatibles): ahora llega el departamento de moda, la ropa costosa, los
restaurantes de lujo, el día en la playa, los caprichos y tentaciones nunca
cumplidos. No obstante, llega una crisis de conciencia.
Denzel Washington sigue apabullando:
uno de los mejores actores del cine norteamericano,
diferente en cada rol... Impactante.
Cuidadoso retrato de
alguien que se sabe culpable, se perdona pero al mismo tiempo se autocondena, se
ha traicionado a sí mismo pero busca recuperar el equilibrio. Cinta con consecuencias
que permiten la salvación, la liberación. El ser humano debe vivir acorde con
sus principios morales y éticos: por desgracia, la sociedad los doblega creando
contradicciones, tentaciones, cuestionamientos.
Dan Gilroy dirigiendo a Washington.
Su segunda cinta como director:
su segunda cinta reflexiva y congruente.